Riesgo bajo cero

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Quizás el nombre Jonathan Hensleigh no te suene familiar, pero es un escritor con mucha experiencia en el cine de aventuras (puso la firma en «Die hard» y también en la serie del joven Indiana Jones, por mencionar sus trabajos más conocidos) , pero que sólo hay hecho tres largos, con éste que analizaremos hoy en su carrera («The punisher» y «Kill the irishman»).
Nadie podrá discutirle que sabe hacer guiones de cintas intensas, dinámicas y trepidantes, desde ya. En esta oportunidad, nos trae una propuesta clásica, de héroe enfrentado a la adversidad, en el marco de una cruzada asistencial en el hielo.
Para ello, cuenta en su elenco con una de las máximas figuras actuales del género, Liam Neeson. Sabemos que luego de «Taken», las cosas cambiaron radicalmente para el intérprete y que salen periódicamente títulos donde nuestro amigo se ocupa de combatir a los malos, defender a la familia y los valores correctos, en todos los territorios posibles.
Le faltaba el clima polar, creo, pero con esta «Riesgo bajo cero», ya estaríamos cumplidos.
La historia presenta a un camionero experimentado, con mucha mala suerte, Mike McCann (el ya mencionado Neeson), quien junto a su hermano (Marcus Thomas), son invitados a llevar un cargamento y asistencia a una lejana base polar donde operarios de una empresa, han quedado atrapados. Dado el poco tiempo disponible y atendiendo a las complicaciones del clima y el suelo (ya verán porqué), la tarea no es sencilla.
Pero Jim (Laurence Fishbourne), cerebro de la operación, diseña el convoy y parte con pesados camiones a intentar la proeza, a pesar de las condiciones imperantes.
Lo que no anticipará, es que todo lo sucedido en la mina donde los trabajadores quedaron atrapados, no es producto de la casualidad, sino que hay un plan corporativo que se pondrá en juego si el rescate es exitoso.
La trama ofrecerá entonces un recorrido por escenarios helados donde encontrarán acción y drama, en partes iguales. Neeson conoce su rol a la perfección y a pesar de las limitaciones del diálogo, logra sacar a flote el sentido de la historia, aportando el peso justo de la interpretación en los instantes críticos que ofrecen equilibrio a la propuesta.
Desde ya, su recorrido es convencional y predecible, en cierta manera, pero no deja de ser un buen relato de acción y suspenso en un escenario poco transitado por el cine. Ahí es donde se hace fuerte y genera interés en el público.
Aprobada y recomendada para este fin de semana. Una más del viejo Liam pero efectiva al ciento por ciento.