Regreso a casa

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Siempre hay que celebrar la llegada de nuevos distribuidores a la escena cinematográfica local, y doblemente debe ser el festejo cuando se decide iniciar el difícil camino de encontrarse con el público con un producto de calidad.
Con “Regreso a casa” (China, 2014) de Zhang Yimou, Village Cines decidió, de la mano de su gerenta Silvia Baum, incursionar en el mundo de la distribución y no sólo ya de la exhibición. Cuenta la propia Baum que durante una proyección de Pantalla Pinamar pudo ver la película y casualmente estaba al lado de la representante local de la distribuidora mundial quien le confirmó la no llegada a pantallas del producto.
Ante esta situación y sabiendo las cualidades del filme, Baum comenzó una serie de negociaciones, las que terminan, afortunadamente, con la llegada de “Regreso a Casa” a salas del Village Recoleta, pero también a otros cines.
“Regreso a Casa” tiene menos de Yimou que otras películas precedentes, pero al dedicarse de lleno a construir un potente relato sobre la memoria y los oscuros y misteriosos mecanismos que sobre ella operan, termina por erigir un filme con una fuerte impronta visual y pocos diálogos.
La película se basa en la novela de Yan Geling “El penal Lu Yanshi”, enfoncada en Lu (Chen Daoming) un preso político que luego de muchos años regresa a su hogar para reencontrarse con su mujer Feng (Gong Li) y su hija (Zhan Huiwen), y así poder terminar la vida tan anhelada juntos.
Pero al regresar, y luego de mucho tiempo, Lu se enfrenta a una dura realidad, Feng padece de un incipiente Alzheimer, por lo cual no lo reconocerá y con esto sus planes se desmoronarán.
En una primera etapa del filme, la historia muestra como una joven Dandan (Huiwen) intenta conseguir, sin éxito, el papel principal en una obra de propaganda en medio de la revolución cultural y política de su país.
Enterados los miembros del partido dominante del pasado de su padre Lu, quien vive en la clandestinidad para evitar ser apresado por el régimen, intentan negociar con ella para que revele información sobre el paradero de Lu.
Sin medir las consecuencias, Dandan menciona el encuentro que Lu tendrá con Feng con el que intentarán remediar los años de separación entre ellos, y cuando éste tiene que suceder termina con el arresto de Lu delante de sus ojos y los de su madre.
Con el correr de los años Dandan es expulsada del hogar maternal y es la persona que recogerá a Lu luego de su salida de la cárcel, y también será la encargada de contextualizar la situación de Feng, quien no logra ubicarse en tiempo y espacio a pesar de los esfuerzos de la joven por comentarle todo a diarios.
Lo que sí Feng tiene en claro es el eterno y único amor que tiene por Lu, pero al no reconocerlo, se generará un proceso de sentido y continuo trabajo por parte de éste y la joven para encontrar de alguna manera la posibilidad de reconocimiento por parte de Feng.
Yimou apela a imágenes poéticas y a una banda sonora emotiva para narrar esta dura y sentida historia en la que la memoria, una metáfora de aquello que el gobierno intentó hacer al “lavarles” la cabeza a la población, será el ideal a conseguir luego que el regreso a casa se cristalice.