REC 4: Apocalipsis

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

A los españoles les encantan las sagas. Sino basta observar las últimas producciones de ese país y la mayoría apuestan a la continuidad de alguna historia que haya funcionado correctamente. En el caso de “Rec 4: Apocalipsis” (España, 2014), la épica sobre la niña Medeiros de Jaume Balagueró encuentra una nueva posibilidad en la franquicia.
Habiendo ya explorado la expansión del virus dentro del edificio y llevando en la tercera parte la infección al festejo de bodas más bizarro y gore del mundo, en esta oportunidad la saga encuentra en un bote en altamar la posibilidad de seguir narrando los acontecimientos que se iniciaron allá hace tiempo con la visita de Angela Vidal (Manuela Velasco) a la propiedad vertical en la que todo se inicio.
El barco en el que transcurre la acción de “Rec 4: Apocalipsis” es una suerte de Arca de Noé con los sobrevivientes de los hechos. Aislados se los ha convocado sin su consentimiento para una suerte de protocolo de seguridad dirigido por un doctor (Héctor Colomé) que a fuerza de ciencia quiere encontrar la cura para el letal virus.
La película deambulará entonces en una suerte de epopeya por parte de los “sobrevivientes” por encontrar respuestas en el hermético entorno en el que se encuentran y así poder comprender qué paso no sólo con ellos sino también con el resto de sus conocidos.
Angela (Velasco) no estará sola, la acompañarán dos especialistas en catástrofes (Críspulo Cabezas y Paco Manzanedo) y a su vez también un miembro de la tripulación del barco (Ismael Fritschi), especialista en tecnología, que cuando la pesadilla se desate en el mar, intentarán juntos poder escapar de esa prisión en medio de la nada.
Balagueró apuesta una vez más al terror más efectivo, aquel que en la propagación del virus hace que la tensión crezca, principalmente buscando una vía de escape a la pesadilla, con flasbacks en forma de videos recuperados (la cámara de la primera entrega es presentada como una fuente de conocimiento sobre la verdad de lo que pasó en el edificio) y la mediatización de imágenes.
Es que “Rec” construyó su verosímil a fuerza de imágenes capturadas por soportes que de alguna manera, y más allá de su función original, controlando a los demás brindaron luz sobre la enigmática situación particular de cada lugar en los que la pesadilla estuvo presente.
En “Rec 4” nadie está a salvo, menos en un lugar sin posibilidad de escapatoria más que el adentrarse en aguas profundas, con el claro y seguro destino de naufragar sin ningún tipo de garantía.
Balagueró se afirma como un conocedor del género con grandes momentos y una tensión in crescendo que gracias a las buenas actuaciones de sus protagonistas (Velasco inmensa) y una edición vertiginosa, como así también una estructura narrativa sólida hacen de “Rec 4: Apocalipsis” una fiesta visual para los amantes del género.