Quizás hoy

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Quizás hoy: incómoda travesía de un antihéroe

Estrenada en la Competencia Argentina del Bafici 2016, esta ópera prima de Sergio Corach generó todo tipo de reacciones en el festival porteño: desde una irritación inicial hasta cierta fascinación si es que se logra traspasar esa incomodidad, ese desconcierto del inicio.

Miguel (el propio Corach) se despierta de un sueño (los créditos iniciales son como una sopa de letras con algo de videoarte y de la experimentación del canadiense Guy Maddin) y su vida en blanco y negro (con detalles en color, como los dibujos animados que mira) consiste en ir de casa al trabajo y del trabajo a casa. Él anota, a pedido de su psicoanalista, cada una de las ocurrencias que tiene.

En medio del tedio, la rutina de los expedientes, las fantasías sexuales medio obsesivas y la casi nula autoestima, Miguel se topa con un amigo de la secundaria y, a partir de allí -y de una serie de casualidades-, su vida y la película irán mutando hacia situaciones cada vez más absurdas (desde ir a un casting de publicidad para el que debe practicar artes marciales hasta ir a una clase de tango donde le roban las pertenencias) con un espíritu tragicómico que por momento remite al de Martín Rejtman y Aki Kaurismäki.

Suerte de monólogo interno sobre la neurosis y la angustia existencial de un antihéroe torpe, Quizás hoy resulta una propuesta anómala, por momentos incómoda, pero siempre cruda, visceral, descarnada y con un tono propio.