Quiero matar a mi jefe

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Cinismo y poder en la nueva comedia

Tres empleados que se unen para asesinar a sus superiores es la clave de esta historia de humor negro que cuenta con un elenco que incluye a Aniston y grandes comediantes de la generación estadounidense reciente.

No puede negarse que la nueva comedia americana (NCA) construye su discurso a base de desprejuicio, cierta originalidad temática, escenas zafadas que no permiten otros géneros, instantes escatológicos, cinismo al por mayor y algunos rasgos moralistas que sirven para contener, aunque sea por un rato, los matices anárquicos de la propuesta. Buena parte de esos ítems aparecen en Quiero matar a mi jefe, que ostenta la etiqueta de NCA con sus virtudes y desequilibrios, sean formales o temáticosTres buenos e ingenuos tipos están hartos de sus jefes y deciden asesinarlos. Las futuras víctimas serían el drogón heredero de la empresa que interpreta Farrell, el invasivo y agresivo personaje que encarna Spacey y la odontóloga ninfomána a cargo de Jennifer Aniston en vertiente comehombres y baja-braguetas. Los tres buenazos no soportan más las humillaciones –laborales, sexuales– de los superiores y por ese motivo saldrán a la búsqueda de un asesino, topándose con Dean “Motherfucker” Jones (Jamie Foxx), quien tendrá a su cargo algunas de las líneas más divertidas de la trama.Ocurre que Nick, Dale y Kurt (Bateman, Day, Sudeikis) no aguantan más, pero tampoco, y ahí la película castiga al trío protagonista, se está ante tres personajes inteligentes; todo lo contrario, resisten hasta cierto momento las humillaciones de los jefes, pero sus características tontas y superficiales frente al mundo del poder (el de sus superiores) impiden que el espectador logre identificarse con ellos. En este punto, Quiero asesinar a mi jefe se muerde la cola: como el punto de vista de la película es el de tres sujetos que no pueden actuar por las suyas (con rasgos similares al infantilismo de los personajes más estúpidos  que hiciera Jim Carrey), la historia agradece las apariciones de los jefes, aun esporádicas, con su maldad y cinismo cotidiano.Por supuesto que determinadas situaciones y réplicas verbales valen por sí solas. Se citará a la maravillosa Pacto siniestro de Hitchcock y a su libre remake Tirá a mamá del tren de Danny De Vito, se invocará el nombre de Jodie Foster, habrá un montón de cocaína que ocultar en una escena y hasta un GPS actuará de protagonista en una extensa secuencia donde, por fin, la película se juega por el disparate sin temor alguno. También, por si fuera poco, algunos giros de la trama se conectan con la anarquía que caracteriza a la NCA, disimulando los (de)fectos de una comedia que no refiere a la ambición de tres sujetos por ocupar el lugar de sus jefes, sino que narra una historia sobre el poder y la manipulación de tres superiores jodiéndoles las vidas a un trío de amigos tontos y retontos.