¿Qué voy a hacer con mi marido?

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Comedia sexual de pareja adulta

Con un insólito y poco atractivo título que no tiene nada que ver con el original, el director de Marley y yo encaró una historia con un punto de partida interesante y la presencia de Meryl Streep, Tommy Lee Jones y Steve Carell.

Cuando las películas prometen ser excelentes y al final resultan no serlo, es muy común que el espectador o el crítico crean que la película decae en el final. Pero en realidad las películas son un todo, y si en su último tramo las cosas no terminan de funcionar, entonces la película nunca fue excelente.
Esta comedia sexual otoñal protagonizada por Meryl Streep y Tommy Lee Jones –y con la participación de Steve Carell y Elizabeth Shue– tiene un punto de partida interesante que invita a creer. Al pasar los 30 años de matrimonio Kay y Arnold se encuentran sumergidos en la apatía y el aburrimiento. Kay es la más preocupada por este malestar e intenta poner en funcionamiento algún mecanismo para recuperar la pasión perdida. Así que es la mujer la que activa en esta pareja la posibilidad de explorar nuevos rumbos, recurriendo a un sexólogo y viajando a un lugar llamado Hope Springs (Hope Springs es el título verdadero sepultado para un patético título en castellano) donde buscarán darle un nuevo enfoque a la vida marital.
Esta comedia dirigida por el mismo director de Marley y yo y El diablo viste a la moda, deja en claro que, como en sus films anteriores, David Frankel busca explorar más cosas que las que podría prometer una película estándar. Una búsqueda que en este caso encuentra a su mejor aliada en la inagotable y siempre brillante Meryl Streep. Aunque al principio de su carrera no lo aprovechaba, Streep descubrió en algún momento que la comedia es un excelente vehículo para hablar de cosas dramáticas.
Así, Hope Springs habla del malestar en la pareja y de la angustia puntual de la mujer en el matrimonio. Luego la trama tendrá sus cambios y sus giros y podría discutirse la eficacia de los mismos. Mientras tanto, queda la sensación de un plan mucho más interesante y complejo de lo que finalmente termina demostrando el film que tiene para ofrecernos. No es tampoco algo tan grave, la película se sostiene. El problema es que una vez que nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad han sido estimuladas, han sido encendidas, nuestra exigencia aumenta también.
Con sus defectos y limitaciones, Hope Springs sigue siendo una película que vale la pena y cuya pareja protagónica demuestra, con su sola presencia, que esa tercera edad a la que ellos pertenecen sigue siendo una parte importante de la vida.