¿Qué pasó ayer? Parte 3

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Esta tercera y según aseguraron sus creadores última entrega de la exitosa saga de humor negrísimo arranca con un violento motín en una cárcel ubicada cerca de Bangkok, que permite la fuga del desquiciado Chow (Ken Jeong), quien tendrá un papel protagónico en el film; y sigue con una escena en la que un muy feliz Alan (Zach Galifianakis) lleva en un trailer una jirafa que acaba de comprar. A los pocos segundos, la cabeza del animal rodará por el asfalto tras chocar contra un puente, lo que desatará además un accidente en cadena en la autopista?

Así de delirante, exagerado y ridículo es este tercer film de la "deforme" franquicia que ha conseguido decenas de millones de fans en todo el mundo a fuerza de un absoluto desprejuicio. Que su promedio de eficacia de gag por minuto está por debajo de las dos primeras partes, que se percibe cierto desgaste, que se la nota un poco más desganada y con "piloto automático"? Puede ser, pero así y todo sigue siendo una bienvenida anomalía en el universo de las comedias hollywoodenses y una más que digna despedida para estos patéticos y a la vez queribles personajes que ya se han ganado su lugar en la historia del género.

La "trama" es (algo) así: Chow se ha quedado con unos lingotes de oro. El mafioso Marshall (John Goodman) secuestra a Doug (Justin Bartha) y les da un plazo de tres días a Alan, Stu (Ed Helms) y Phil (Bradley Cooper) para que encuentren al psicópata asiático y recuperen el botín. ¿Dónde terminarán nuestros antihéroes en la segunda mitad del film? Allí donde todo empezó: en los hoteles de lujo y los tugurios de Las Vegas, capital de los contrastes y los excesos. Y habrá tiempo incluso para una historia de amor entre Alan y Cassie (la gran Melissa McCarthy).

Aun con algunas escenas de "relleno", de esas que no lucen tan inspiradas como en los films previos, con un poco más de apuro y menos de timing cómico, ¿Qué pasó ayer? Parte III está lejos de ser la decepción que tantos críticos estadounidenses anunciaban. Con sus altibajos, se sigue disfrutando. Y a este cuarteto de amigos ya empezamos a extrañarlos?

P.D.: Conviene no abandonar la sala raudamente una vez que arrancan los créditos finales. Hay una larga y delirante escena (quizá la más delirante de todas) que justifica quedarse en la butaca unos minutos más.