Que lo pague la noche

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Gigantes de cemento

Rodada en 2002 -con la crisis socioeconómica en plena ebullición- en esa bomba de tiempo que es la zona de Lugano I y II, esta ópera prima de Néstor Mazzini rodada a pulmón y con actores no profesionales recorrió un largo periplo hasta alcanzar ahora, una década más tarde, su estreno comercial. En el medio, este film ganó el Concurso de Películas Terminadas del INCAA, consiguió así fondos para mejorar su acabado técnico, fue reeditado varias veces (incluso después de algunas proyecciones públicas), y encontró su forma definitiva.

Más allá de algunas precariedades visuales o de ciertos desniveles interpretativos, hay en Que lo pague la noche unos cuantos hallazgos. Thriller surrealista, muestra un estado de degradación, de descomposición social con personajes oscuros y climas ominosos sin caer en la bajada de línea, en la declamación ni en el subrayado.

El largo, impactante y muy virtuoso plano-secuencia inicial nos presenta a esas moles de cemento que son los monoblocks de Lugano I y II, "personaje" central del relato. Luego, veremos una celebración (un casamiento) que se tiñe de tragedia. Lo que sigue es una sucesión de situaciones tensas, duras, escabrosas que transforman al film en una interesante descripción de la miseria y la paranoia sociales. Una película que -con sus problemas- no deja de ser cautivante. Una rara-avis, "deforme", diferente, poderosa, vital.