¿Puede una canción de amor salvar tu vida?

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Para disfrutar y seguir cantando

La película de John Carney, con un amable tono agridulce, narra la historia de un productor discográfico (Ruffalo), en plena crisis personal, que conoce a una talentosa cantante que le devuelve el entusiasmo hacia su profesión.

Hace unos años el director de origen irlandés, John Carney, sorprendió con un bellísimo y singular film musical de perfil bajo llamado Once –una vez– que se convirtió en un film de culto dentro del cine independiente y llegó a conseguir el Oscar a mejor canción con "Falling Slowly", parte de su banda de sonido. Carney no saltó de inmediato a Estados Unidos, pero en 2013 realizó esta película cuyo título original era Can a Song Save Your Life?, título que luego cambió por Begin Again, aunque en Argentina se decidió mantener algo parecido al original. Acá la formula y el estilo sigue siendo parecido al de aquel recordado film, pero con pequeños cambios que lo acercan a la estética del cine independiente norteamericano y algo de cine un poco más comercial. Esto, lejos de representar un alejamiento de la línea de perfil bajo del director y su amable tono agridulce, es la coherencia refinada de esas constantes. Mark Ruffalo interpreta a Dan Mulligan, un productor discográfico separado que lleva un largo período de fracasos y no sabe tampoco muy bien cómo lidiar con su ex y su hija adolescente. Dando vueltas por bares para ver músicos, descubre a Gretta (Keira Knightley) una cantante de perfil bajo, actitud algo hosca, pero a la vez de un gran talento, dulzura y sensibilidad. Dan ve en Gretta una posibilidad de encontrar ese talento y ese éxito que le ha sido esquivo todo este tiempo. A su vez, Gretta vive a la sombra del nuevo éxito de su novio, con quien entra en crisis frente a la forma en la que él, también músico, comienza a comportarse. Gretta y Dan combinan bien y se abre frente a ellos la posibilidad de hacer un gran trabajo juntos. La sensibilidad de los protagonistas es la sensibilidad del film en su conjunto.
Carney realiza una película "para sentirse bien", una obra de una enorme calidez, con un retrato hermoso e inolvidable de personajes. Como agregado, la ciudad de Nueva York está filmada de forma igualmente maravillosa, y es un marco que agrega belleza a todo el film.
Se sigue notando el estilo del director, aunque haya cambiado de ciudad. Y ni hablar de las muchas hermosas canciones que se cantan a lo largo de la película. El espectador que desee pasar un momento realmente placentero, no tiene más que acercarse y disfrutar de esta hermosa película.