Por tu culpa

Crítica de Javier Porta Fouz - HiperCrítico

Noche aciaga

El cine argentino es uno de los mejores cines del mundo (sí, así de simple, y no me canso de decirlo). Además, es uno de los cines con mayor protagonismo de mujeres. No conozco otro cine con tantas buenas directoras: Lucrecia Martel, Albertina Carri, Ana Katz, Lorena Muñoz, Carmen Guarini, Ana Poliak, Celina Murga, Natalia Smirnoff, Delfina Castagnino. Y hay más. (Nos falta, eso sí, alguna como Kathryn Bigelow, que filme películas de acción.) Otra de esas buenas directoras argentinas es Anahí Berneri, que estrena su tercera película.

Luego de Un año sin amor y Encarnación, dos películas que, si no las vieron, deberían buscar en DVD, Berneri estrena Por tu culpa, una película de tremenda tensión (creo que si uno hace un doble programa con Por tu culpa y Carancho puede salir demasiado estremecido, así que mejor véanlas con al menos un día de diferencia). En Un año sin amor (2004), el director de fotografía y camarógrafo fue Lucio Bonelli. En Encarnación, Diego Poleri. En Por tu culpa, Willi Behnisch. En las tres películas, con tres camarógrafos distintos, Berneri decide acercarse a sus personajes con no pocos planos cerrados, a veces asfixiantes, sobre todo en esta nueva película. Berneri trata de ver de cerca, de estar encima de las acciones de sus personajes, de escrutarlos.

Por tu culpa es una película en la que se sienten los latidos de los personajes, en la que se respira la desesperación cotidiana que acecha, agazapada, y que nos agarra cuanto más cansados y más indefensos estamos. Por tu culpa es una película concentrada, de esas en las que una unidad de tiempo (una noche) tensa las acciones y tensa nuestra mirada. Por tu culpa transcurre entre una casa, una clínica, una comisaría y los viajes en auto entre esos lugares. Y cuenta el agotador derrotero de una madre separada sobrepasada por sus dos hijos y su trabajo. Por tu culpa es una película sobre la responsabilidad, y sobre la dificultad de cumplir con ella, y sobre la aún mayor dificultad de cumplir con responsabilidades varias. La madre (Erica Rivas) no controla a sus hijos, y trata de anular sus molestias mientras ella intenta trabajar. Hay cariño genuino en la madre, y hay también fastidio, y cansancio, y errores, y accidentes. Uno de esos accidentes, fruto del cansancio, el fastidio, la presión (y varios etcéteras en esta película infernal y excepcionalmente cotidiana, doméstica) lleva a la madre y los dos hijos al hospital. No voy a contar más del argumento, solamente les digo que no se pierdan esta película lacerante y precisa, perturbadora de forma descarnada (no de la forma elegante y pastosa en la que intenta serlo La cinta blanca).