Por la vida!

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Volver al pasado

Si bien hay muchos puntos que a lo largo de la narración se terminan sumando de manera ajustada Por la vida (Auf das leben!, 2014) de Uwe Janson, es una de esas películas que intentan abordar temáticas duras que, encarnadas en la sociedad, posibilitan una reflexión sobre la condición humana más allá de cualquier imperfección que se le pueda encontrar.

Cuando Jonás (Max Riemelt) se encuentra por casualidad con Ruth (Hannelore Elsner), jamás se imaginó que detrás de esa anciana se escondería una historia que le tocaría de cerca y que le abriría los ojos acerca de su personalidad e integridad. Ruth en su juventud tuvo un novio de características físicas muy similares a las de Jonás, con el que la pasión que vivieron le permitió a la mujer superar el duro pasado que le tocó atravesar por su condición judía en campos de concentración. Mientras Jonás va conociendo la historia de Ruth, también sus sentimientos hacia la mujer se van modificando y la relación que entablan termina por configurar un escenario para que ambos puedan en confianza y con mutua compasión, revelar sus secretos más oscuros.

Por la vida narra lentamente como dos personas que en apariencia nada tienen en común, pueden conectarse entre sí y desandar sus miserias y dolores más profundos de una manera casi catártica. El director Uwe Janson escapa del clásico melodrama y busca, gracias al recurso de algunas cintas cinematográficas que son vistas por Jonás, reinterpretar imágenes dándoles un tratamiento cercano al archivo, pero que también sirven como flashback para revelar detalles de Ruth y su pareja configurando la línea temporal y discursiva de la historia.

La música desarticula y genera el espacio necesario para relajar la tensión que paso a paso se va construyendo, logrando que la empatía con los protagonistas sea tal que no importe si el director juega o no con su cámara (porque por momentos intenta estilizar su relato, principalmente cuando Jonás corre por las calles de Berlín buscando alguna respuesta a su presente de dolor, huída y enfermedad).

Por la vida es imperfecta sí, pero es honesta en su planteo y principalmente en el esfuerzo de Max Riemelt y Hannelore Elsner que se complementan hasta tal punto que la historia fluye a pesar de todo aquello que el guión va sumando de manera precipitada y ajustada.