Polvareda

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Hay veces que con las intenciones se puede llegar muy lejos. Y en otras oportunidades es mejor asumir algún riesgo para generar algo diferente.
Tal vez este fue el pensamiento de Juan Schmidt al momento de llevar a la pantalla grande "Polvareda" (Argentina, 2013), una película desprolija y técnicamente fallida, pero en la que se vislumbra una personalidad y una búsqueda que no termina de plasmarse del todo en la pantalla.
“Polvareda” es un mix entre road movie y western que narra la historia de cuatro forajidos que llegan al pueblo que da nombre al filme, luego de robar un banco, a la espera de un trabajo profesional (unos pasaportes) que les permita continuar su viaje y escaparse con una suma de dinero.
El chino, el mudo, el facha y el gordo, cada uno con sus particularidades y características que los diferencian del resto, vivirán un espacio ajeno a ellos y conocerán a una serie de personajes pintorescos que les complicarán un poco los planes de paz y tranquilidad que tenían pensado mientras esperan.
Justamente en ese paréntesis temporal se les abren muchísimas posibilidades y en lo lúdico podrán generar un espacio de reposo y divertimento que, como suele suceder siempre, quizás sea el precedente directo de algo complicado que se va urdiendo a sus espaldas y entre ellos mismos.
Es que en ese pueblo de tránsito, en el que nunca pasa nada, serán celosamente custodiados por Roque, el comisario del lugar, que sabe que detrás de esos cuatro amigos hay algo oscuro y que pese al esfuerzo que ponen para solaparlo, los delata.
Pero a los forajidos esto no les será un impedimento y mientras esperan juegan, discuten, se amigan y en estas acciones se intenta generar una atmósfera grandilocuente y "cool" que nunca termina de cerrar del todo y que, aparentemente, sería la gran apuesta de Schimdt.
El director parte de una premisa en la que seguramente intentaría hacer género, pero falla en la indefinición de los temas y básicamente en la técnica del filme, que sumado a la desafortunada entonación de algunos de los actores, que declaman como en un acto escolar sus parlamentos, todo termina como una inmensa parodia de algo que no llega a ser.
Hay algunas frases y gags que funcionan, pero el resto de todas las situaciones, como así también las caracterizaciones y nivel de producción y vestuario le resta verosímil al filme.
"Polvareda" podría haber sido una entretenida comedia paródica de género, pero al intentar seguir en una línea que se toma demasiado en serio, lo único que hace es auto fagocitar las pocas oportunidades de disfrute que podría generar en el espectador. Fallida.