Pinocho

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

El reconocido Mateo Garrone (“Dogman”) nos sorprende con una nueva versión basada en el famoso cuento escrito por el autor, periodista y narrador italiano Carlo Collodi. Publicada en el periódico “Giornale per i bambini”, e ilustrada por Enrico Mazzanti, “Pinocho” es un clásico de la literatura universal. Traducida a más de doscientos cincuenta idiomas y habiendo sido transpuesta a múltiples formatos, entre los que se cuentan obras de teatro, películas, ballets y óperas, no resulta extraño que el clásico animado sea objeto de una nueva versión fílmica. Sin embargo, la presente adaptación nos convida de una forma distinta de concebir al mito del títere de madera sin por eso resignar su capacidad de conmoción. Un toque de oscuridad y perturbación reviste a la mirada propuesta por Garrone. Una mirada que no escatimará el empleo de adecuados efectos visuales, maquillaje y vestuario, conformando una tríada de rubros técnicos ejecutados con total calidad. El presente cambio de perspectiva posibilita un abordaje que no teme tomar una página del manual de los bizarros mundos que saborea Tim Burton. Una banda sonora con tintes barrocos acaba por conformar la atmósfera de un film que respeta al texto original, publicado por primera vez en 1883. En su elenco, encontramos al siempre histriónico Roberto Benigni, quien se coloca en la piel del viejo y solitario carpintero Gepetto, luego de dirigir y protagonizar su propia versión del cuento, estrenada en el año 2002. Mixtura equilibrada entre realidad y fantasía, prima en la identidad otorgada por Garrone cierto aire pesimista e igualmente entrañable.