Peter Rabbit: conejo en fuga

Crítica de Jorge Marchisio - Loco x el Cine

Hay películas infantiles que se nota que apuntan a un público reducido, al de los más chicos de nuestras casas. Pero hay otros, que, para sorpresa nuestra, termina haciéndonos reír igual que a los más peques. Por eso en su momento Peter Rabbit nos terminó gustando a todos. Lo que nadie se esperaba, es que le iban a dar una secuela. Veamos qué tal está.

Todo parece ir bien en la vida de Peter, se lleva bien con su familia humana, e incluso están por editar un libro sobre sus aventuras. Pero él extraña la adrenalina de salir de aventuras con sus amigos, algo que, en teoría, va a poder cumplir tras conocer a un viejo conocido de su difunto padre.

Como dejamos entrever en el primer párrafo, Peter Rabbit: conejo en fuga es una película que ni hasta el más entusiasta podía imaginar que iba a ver la luz. Por eso fue una sorpresa total verla en nuestras carteleras. Y fue aún mayor la sorpresa cuando vimos cómo bajó la calidad final de la cinta.

Sin haber leído ninguno de los libros de Peter Rabbit, a nivel fílmico, lo que decimos se nota porque ya no hay un conflicto real como en la primera entrega (el conejo destruyendo la pequeña granja de un humano). Acá solo tendremos una seguidilla de gags, mientras se intenta darle una coherencia a todo con el espíritu aventurero de nuestro protagonista habiéndose aburguesado.

Esto queda más en evidencia cuando vemos que los personajes humanos, que en la entrega pasada eran igual de protagonistas que Peter Rabbit, acá terminan relegados a un muy segundo lugar, en post de las aventuras del animalito con los otros personajes creados en cgi.

Pero si hablamos del cgi, nos tenemos que sacar el sombrero ante el nivel mostrado. No solo por la textura del pelaje de los animales, que pareciera hecho pelo por pelo; sino de la integración de los mismos con el escenario, como si de verdad estuvieran ahí, y no solo fueran pegados sobre los fondos.

En conclusión, Peter Rabbit: conejo en fuga, al igual que su predecesora, sigue siendo una película infantil, pero con el detalle que ahora sí se olvidaron de los adultos. Con un guion que es una excusa solo para mostrar situaciones “graciosas”, poco ofrece para un público superior al de ocho años.