Paisajes devorados

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Eliseo Subiela es uno de los grandes directores que el cine nacional (en su haber ha hecho enormes films) tiene aún activo. El cineasta que conmoviera con "Hombre mirando al sudeste" y "El lado oscuro del corazón", regresa a nuestras pantallas con un opus distinto en formato a sus últimos trabajos, más aggiornado a los tiempos que corren (ya verán porqué) y que gira sobre ideas que ha desplegado extensivamente a lo largo de su carrera: la locura, la pulsión vital que impulsa al hombre a crear, Dios, la finitud y el sexo.
De todo eso habla "Paisajes devorados". Que se presenta como un falso documental, en el cual tres alumnos de una escuela de cine (María Luz Subiela, Juan Manuel López Baio y Juan Marcelo Rodríguez Martínez), llegan a un neuropsiquiátrico con un dato extraño: hay un interno que parece haber sido cineasta de prestigio, pero ahora lleva años abandonado en esa institución. La propuesta es hacer un documental sobre su vida, como cierre de sus estudios.
El hombre en cuestión es Rémoro Barroso (Fernando Birri, otra gloria a quien se homenajea en forma justa), un anciano querible, simpático y que funciona como suerte de oráculo para los chicos: desde la primera entrevista, sospechamos que detrás de esa máscara donde la locura parece estar presente, yace un sujeto que tiene mucho para decir, sobre la creación y la manera en que debe percibirse el trabajo detrás de cámara. Sí, tiene secretos (será o no quien los chicos supone que es?), pero eso no es lo importante.
Lo rico, es lo que despliega en sus diálogos registrados en ese hábitat tan particular. Es un hombre de la industria pero la mirada que tiene sobre el cine en sí (y sobre los valores que lo definen como arte), es potente y justa. Barroso se divierte con anécdotas imprecisas sobre cómo encuadrar una toma, define qué es lo importante a la hora de filmar y aconseja (tremendo) a los jóvenes realizadores, no esperar créditos oficiales para llevar a cabo sus proyectos.
No quiero citar nada de los parlamentos de Birri aquí, porque creo que surten efecto en sala y en contexto, pero les digo, me reí y disfruté mucho la película. Para los que estamos en el medio, muchas de las cosas que Subiela (quien escribió "Paisajes devorados" y también lanza un libro acompañando su presentación) plantea, nos abren a la reflexión crítica sobre porqué hacemos cine y que decimos (ideológicamente) cuando hablamos de él. El famoso para qué. Y también el cómo.
"Paisajes devorados" es una cinta deliciosa, chiquita y que trae de vuelta muchas de las ideas con las que Subiela nos conmovió en sus mejores trabajos.