Paddington

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

¿Puede un sándwich de mermelada de naranjas salvar a una familia? Esta y otras preguntas existenciales tienen respuesta en "Paddington" (UK, 2014), que Paul King lleva a la pantalla grande inspirándose en las tradicionales historias de Michael Bold y que han atrapado a varias generaciones.
Paddington es un oso peruano que llega a Londres para encontrar a aquel que en algún momento llego a su hábitat y los descubrió, luego que su casa es diezmada por la naturaleza.
En la ciudad se encontrara solo y perdido, y pese a seguir todas las reglas impartidas por su tía, nadie le presta atención, hasta que en la estación de Paddington una familia de apellido Brown lo acogerá en su hogar, sin saber las consecuencias catastróficas que se les presentaran.
Paddington es un oso torpe que a fuerza de empeño ira forjando una entrañable amistad con los miembros del grupo (principalmente la madre y el hijo).
Pero hay alguien expectante de la llegada del oso a la morada de los Brown, un vecino quejoso (Jim Broadbent) que se confabulara con una bella y letal taxidermista (Nicole Kidman) para conseguir a Paddington como su última pieza para la inmensa colección que posee en el Museo en el que trabaja de animales embalsamados.
King le impone un ritmo y tempo ágil a la película, reforzando el gag y el punchline en cada inclusión del oso en la acción, y además, filma las escenas con una ampulosidad y amor por el cine, que termina plasmándose en bellas y envolventes tomas y planos.
En el plano actoral las interpretaciones refuerzan un guion que con un timming ajustado y veroborrágico, logra superar el apremio con el que siempre nos encontramos ante este tipo de filmes infantiles.
Hugh Bonneville y Sally Hawkins aportan actuaciones soberbias, y se introducen de lleno en el papel de los padres de familia que padecerán las travesuras de Paddington y el acoso de la doctora.
Mención aparte para Julie Walters que juega a ser una ama de llaves exigente y que luego se entrega (alcohol mediante) a la locura familiar generada por el oso. Nicole Kidman como la villana, suma su sex appeal y oficio a un estereotipo que gana en su verosímil.
Paddington puede ser prejuzgada, pero nada de lo que se pueden llegar a imaginar es comparable con el entrañable y nostálgico espectáculo que Paul King preparo para toda la familia. Divertida.