Pacto criminal

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Una más de la mafia. Otra de gangsters. Mucho cine ha contado historias relacionadas a los vínculos entre el lado oscuro y las fuerzas policiales, pero ninguna lo hace desde un punto de vista tan libre y cuasi objetivo como "Pacto Criminal" (USA, 2015), de Scott Cooper, un filme que bucea en el seno de una familia irlandesa, en la que dos hermanos han optado por tomar caminos diferentes y eso ha marcado a fuego su relación.
Mientras James "Whitey" Bulger (Johnny Deep) encontró en la extorsión, la muerte, el robo y las drogas una posibilidad para ascender en la escala social, por el otro lado, su hermano William "Billy" Burger (Benedict Cumberbatch) se ha transformado en un responsable senador, con, como única mancha en su legado, justamente, su hermano.
Ambos se esfuerzan por lograr mantener las tradiciones foráneas, aquellas que con tanto sacrificio su familia les ha inculcado, y pese a no concebir estar separados el uno del otro saben que es necesaria cierta distancia entre ambos, porque si bien nunca uno habla de los "negocios" del otro, saben, que en el fondo, lo peor que les puede llegar a pasar es que una exigencia proveniente de lo más alto de la esfera política o policial le exija a Billy que entregue a Whitey.
Cooper atrapa con un guión y un tempo de narración preciso, que refuerza el sentido de "cuento" con imágenes impactantes de algunas "actuaciones" del personaje de Deep, pero que también plasma la minuciosidad de ciertos rituales que hacen a estos hermanos.
Y esta relación comenzará a deteriorarse cuando por la inexperiencia y torpeza de un agente del FBI llamado John Connoly (Joel Edgerton), que también es conocido del clan, dejando en evidencia muchos de los vínculos en el complejo entramado de relaciones, que excepto contados los casos, todos eran comprados por Whitey y sus secuaces.
Lo histórico en "Pacto Criminal" deja su lugar a lo inmersivo de la suspicacia con la que Cooper va narrando cronológicamente el relato, hábilmente potenciado por una recreación de época impecable y que encuentra en ese contexto la fuerza para hablar de algo que pudo haber sido de otra manera y no como la ya conocida.
Los Bulger dominaron la sociedad delictiva, y en la reflexión que se desprende del filme, hay también una crítica a las relaciones enmarcadas dentro de la normalidad de los hechos con los que a diario miles de personas convivían, una verdad marcada a fuego con sangre, balas y muerte, y en la que siempre primó la idea de supervivencia por encima de cualquier planteo o cuestionamiento ético, que nunca se hicieron, de los protagonistas.
Para que un clan como el Bulger, y en particular el caso de Whitey, también habría que analizar la complicidad no ya de la fuerza policial, sino, principalmente, la de la sociedad, que en muchas oportunidades (y como siempre) ha hecho la vista gorda ante embates inexplicables y arrebatos de violencia que sólo reafirmaban la naturaleza siniestra de los protagonistas y mandamases de la historia.
"Pacto Criminal" atrapa, no sólo por la dupla protagónica (Deep/Cumberbatch) sino, también, por una serie de secundarios que refuerzan las palabras con la impronta necesaria que se deriva del oficio, en mayor o menor medida, de acuerdo a la carrera, y que en la sutileza de tan solo un gesto, como el que Whitey le otorga a su pequeño hijo, la fuerza de obrar sin ser advertido por el resto, construyen una historia que del detalle hace una oda al relato policial clásico.