Ozzy: Rápido y peludo

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

La huida española

Tomando como punto de partida la vida de un grupo de pequeños perros caídos en desgracia Ozzy: Rápido y peludo (Ozzy, 2017), película de animación española dirigida por Alberto Rodríguez y Nacho La casa, cuenta cómo de un día para el otro el perro que da nombre a la propuesta, ve su vida transformada en una pesadilla.

Amado por su familia, malcriado por la niña de la casa, Ozzy es dejado en custodia en un supuesto “hotel cinco estrellas para perros” mientras sus dueños viajan a Japón a una feria internacional de cómic. Lo que no sabían es que detrás de ese hotel se esconde una siniestra organización en la que la explotación de los canes, son cosa de todos los días. Así, la película pasa de una tierna historia de amistad entre un perro y su niña, a un pseudo drama carcelario en el que Ozzy debe intentar regresar a toda costa al hogar en el cual supo ser feliz.

La película española de animación, que en su versión original contó con la voz de Dani Rovira, una de las estrellas más ascendentes de la renovación del firmamento español, trabaja sobre el refuerzo de estereotipos para construir su fábula y moraleja. El perro sí o sí debe acercarse a sus padres en esa cárcel para poder de alguna manera regresar sano y salvo a su casa, y en el camino no sólo deberá sortear a los humanos que esconden el siniestro plan detrás de la fachada del hotel, sino también a una serie de perros que adscriben al plan.

Si bien la animación no destaca por su virtuosismo ni realismo, es en la generación de los vínculos entre los personajes en donde Ozzy: Rápido y peludo puede hacerle frente a los competidores de industrias mucho más establecidas y productivas. Los recientes casos de éxito como Planet 51 (2009) o la saga iniciada con Tadeo el explorador perdido (2012), posicionan al cine animado español como uno de los más activos y originales de los últimos tiempos.

La película se inclina por el target adulto en la multiplicidad de referencias a la cultura popular que despliega. De hecho uno de los canes villanos se hace llamar Vito, coincidiendo en su temperamento con el padrino Corleone, y también en la manera que dirige a sus secuaces dentro del penal en el que todos están encerrados. Además, trabaja con tópicos presentes en el género “películas de cárcel”, para escapar de lugares tradicionales de la animación y potenciar los arquetipos al momento de definir, con trazo grueso, a muchos de los personajes secundarios.

Ozzy: Rápido y peludo tal vez no sea el producto ideal para los más pequeños, pero en la traducción a dibujo del género “carcelario” hay un intento por salir del lugar común y pensar la animación con otra propuesta, más adulta y menos infantil.