Otros silencios

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

De Toronto a La Quiaca

Santiago Amigorena es un guionista, escritor y director de origen argentino radicado en Francia. Otros silencios transcurre entre Canadá y la Argentina: de Toronto a Buenos Aires y luego hacia el norte argentino, hasta la frontera con Bolivia. El periplo, del Norte al Sur en avión y luego hacia el Norte por tierra, lo hacen dos personajes, perseguidora y perseguido. La perseguidora, canadiense, es Marie, una mujer policía de pasado menos legal. El perseguido es un asesino, Pablito, argentino, que convirtió en tragedia la vida de la mujer. La mujer policía está interpretada por la actriz canadiense (pero de Montreal) Marie-Josée Croze, flaca, tensa, fibrosa, segura. El asesino es Ignacio Rogers, actor de varias películas del nuevo cine argentino, que aquí pasa de su habitual distancia emocional a algún estallido final poco convincente. Pero ésta no es una película centrada en las performances actorales, sino en lo que podríamos llamar la persecución, en la tenacidad de una búsqueda. Y en esos aspectos la película es débil: sí, se entienden la furia de la mujer policía y su anhelo de venganza (las motivaciones son básicas, universales), el problema está en la lógica de esa búsqueda, en la verosimilitud del asunto. Marie llega a La Boca, a un bar, dice que no habla castellano: el mozo habla inglés y hablan inglés muchos otros personajes con los que se cruza, en algo así como un milagro educativo del que no estábamos al tanto. Sin embargo, luego Marie también habla al menos el castellano necesario como para pedir cosas más complicadas que un agua. Así, la película peca de inconsistencia y de blandura en el armado: Otros silencios podría haber enfatizado la búsqueda de pistas o la dificultad del viaje, pero Marie encuentra los datos con alguna repregunta, alguna amenaza, un par de tiros o un poco de dinero, de forma demasiado lineal. Los maleantes caen bajo sus movimientos veloces, de superheroína, lo que encajaría mejor en una propuesta diferente, más pop, o más festiva, pero no en una película de este tono apagado, serio. Y en cuanto al viaje, lo peor que le sucede a Marie es que "no hay colectivo hasta mañana", ni siquiera la acosa nadie por algunas calles y descampados no muy amigables de La Boca.

Otros silencios , segunda película como director de Santiago Amigorena (la primera fue Algunos días en septiembre ), tampoco se conforma con la simplicidad de un personaje que viene con una misión y la cumple e intenta profundizar en la visión del mundo de Marie mediante una absurda y extemporánea invitación a un pueblo y a un funeral de una niña, tan arbitraria como un tiro salvador en el instante justo, también digno de otra clase de película. Otros silencios -más allá de algunos planos poderosos del paisaje del Norte y la fotogenia de Croze- flaquean en sus mecanismos narrativos, en la credibilidad de sus situaciones y, así, en su consistencia general.