Operación México, un pacto de amor

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

LA REVOLUCION DEL AMOR

No importa cuán basado en hechos reales o documentados estén los episodios que una película narra, si la forma de contar no es la adecuada, si todo queda relegado a un tono que no es el ideal y quiebra el verosímil y el rigor que una película exige siempre. Eso es lo que sucede en Operación México: un pacto de amor, producción dirigida por Leonardo Bechini. La película, escrita por el propio director, está basada en una novela del ex canciller Rafael Bielsa y sigue casi minuciosamente el derrotero de Edgar Tulio Valenzuela -“Tucho”- , alto mando de Montoneros que al ser “chupado” por los militarías en el verano de 1978 es obligado a traicionar a los propios y participar de una operación -la del título- para terminar con los líderes de esa agrupación guerrillera. El conflicto central está dado en que “Tucho” tiene a su mujer y compañera de militancia, además embarazada, tomada de rehén por los militares, y la traición a uno (los militares) o los otros (los montoneros) significará la pérdida de una parte importante de su vida: el amor y la familia o los ideales políticos.

Así como se la cuenta, la historia de Operación México contiene esos elementos que habilitan la grieta entre la actividad pública (ser guerrillero y tener ideales políticos) y la privada (el amor y la construcción de una familia), y si uno no está al tanto de los detalles el suspenso sobre qué decisión tomará Valenzuela (un Luciano Cáceres intenso) sostiene buena parte de la escasa tensión del relato. El problema es precisamente que Bechini, con una herencia excesivamente televisiva, trabaja la puesta en escena de una manera absolutamente rutinaria, perdiendo en el camino el potencial thriller que tenía entre manos si lo que quería era contar un “entretenimiento” sobre el horror real. Y además, la subtrama romántica está trabajada con tal nivel de simplificación que recuerda más a una tira diaria de Pol-ka que a una historia donde se cocine el drama interno de dos personajes cuyas decisiones tienen implicancias políticas e históricas.

Operación México: un pacto de amor, en su título, parece albergar esa dicotomía entre el thriller político sobre la dictadura y el drama romántico manipulador que no termina de resolver a su favor. Y no lo hace, porque más allá de las buenas intenciones de darle a una película con aires de masividad un subtexto tan fuerte, demuestra que el emprendimiento es demasiado complejo y que su director no está a la altura. Esos momentos de intimidad entre los amantes, plagados de diálogos ridículos y cursilerías varias, son el lastre final de una película que ya estaba atornillada al suelo por la pobreza de sus imágenes y la imposibilidad de generar algún tipo de tensión a pesar del material sumamente potente con el que se contaba.