Noche de juegos

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es la combinación de la comedia y el thriller, del humor zafado y de los enredos. Noche de juegos tiene detrás de cámaras a profesionales entrenados en el tema y un elenco que juega específicamente a lo que le piden.

Annie y Max, los personajes de Rachel McAdams y Jason Bateman, se conocen en un bar, en un torneo de juegos nocturnos, en los que la rapidez con que se contesta tiene su premio. Son tal para cual, se casan y reiterarán esas noches de juegos a la que hace referencia el título del filme de Jonathan Goldstein y John Francis Daley (Vacaciones, guionistas de Quiero matar a mi jefe y Spider-Man: De regreso a casa), una vez por semana, con otros amigos y parejas.

Puede ser jugar Monopoly o al Dígalo con mímica, no importa, la cosa es reunirse en la casa del matrimonio, beber cerveza y deglutir comida chatarra, hasta que la aparente monotonía -hay un personaje de pocas luces que lleva todas las semanas a una chica distinta- se quiebra con la llegada de Brooks (Kyle Chandler, especialista en hacer de hermano, como en Manchester junto al mar y Bloodline, la serie de Netflix ), que siempre tuvo disputas con Max, más que nada de rivalidad y competencia.

Brooks convence a todos de realizar una noche de juegos en la casa que alquila, y allí se enteran de la apuesta: contrató a una empresa que secuestrará a uno de ellos, y el que descubra el paradero, se quedará con su auto, un Corvette de 1976. El sueño de Max, claro…

Noche de juegos no es más que una comedia de momentos disparatados, porque previsiblemente el secuestro sucede y no es parte del plan que tenía pensado Brooks, y la inocencia de los personajes vale más que las salidas ingeniosas que puedan tener, mezclados con narcos y delincuentes.

A la pareja protagónica se le suman un par de actores de prestigio, que no llegan a ser cameos pero que no vamos a develar ni a spoilear aquí, por si el lector desea pasar un rato amable con estos personajes que no tienen ningún problema o preocupación más que pasarla bien.

Ah, y si la película funciona en la taquilla norteamericana -estrenó hace una semana-, se viene la secuela. Sépanlo.