Mimic: No sigas las voces

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

"The mimic" o "Jang-san-beom", es un film coreano que fuera suceso en cine de género durante 2017. Superó el millón de espectadores en esa tierra y ha tenido una increíble venta a más de 120 países, por lo que se esperaba con interés su llegada a nuestro país.
Segundo opus desde la internacionalmente conocida "Hide and seek", Jung Huh, su director, vuelve a mostrar que condiciones no le faltan para encarnar la avanzada de su país por reforzar la presencia coreana en el contexto de la realización de productos de género. Este no es un film tradicional enmarcado en la línea del J-Horror japonés (aclararlo es importante).
Como leí bien por ahí, y sin profundizar demasiado en un concepto que no domino (reconozco), "Mimic" se encuadra dentro de los nuevos cánones del "K-Horror": una propuesta dramática, intrincada, laberíntica pero visualmente muy potente. No hay tantos fantasmas ni ruidos como en otros ejemplos asiáticos que tuvieron éxito en el pasado.
Aquí la historia cuenta. En particular "Mimic: no sigas las voces", es un relato que sentí sutil, muy bien interpretado y delicado para degustar, si te gustan los menúes no tradicionales. Estamos muy acostumbrados al cine americano del género y los tiempos y la forma de narrar de los orientales, pasa por otro lado.
Aquí, el clima es otro, la parsimonia y la oscuridad se recrean de otras maneras y hay que estar predispuesto a adentrarse en ese universo. Esta es la historia de un matrimonio, con una hija y una abuela, que van a vivir en un casa en las afueras de la ciudad. La madre (Yum Jung-ah) y el padre (Park Hyuk-kwon) quieren vivir la naturaleza y cuidar a la adulta mayor, en un lugar tranquilo.
La familia ha sufrido la desaparición de un niño, (algo que no ha sido resuelto y es escalofriante en sí) y no logra superar esa pérdida.
En las cercanías de la casa, en el bosque, cierto día dan con una nena de ocho años abandonada. La madre decide que se quede en casa (el papá piensa que deberían llevarla con la ley), y con el correr de los días, la pequeña evidencia ciertas conductas extrañas, sobre todo mimetizandose con la hija del matrimonio. Con el relato avanzado, descubriremos qué sucedió en esa casa (y en el cobertizo), y quien es la criatura que habita el espacio que ellos transitan.
En "Mimic: No sigas las voces" hay muerte, secretos, dolor y una atmósfera amenazante, la mayor parte del relato. Incluso cuando utiliza flashback para explicar ciertos eventos, lo hace manteniendo el ajustado escenario sobrenatural creado para instalar el conflicto principal.
La trama, hay que decirla, no parece tan cristalina (hay muchos elementos emergentes que operan en varios niveles) y puede que no todas sus aristas hayan sido contempladas a la hora de la resolución de la historia.
Se siente cierta necesidad del guión de instalar muchos frentes de batalla pero a la hora de llevarlos adelante, sólo algunos se hacen evidentes. Sentí que el film demandaba cierto compromiso y eso no me sucede en otros títulos de geografía occidentales. También reconozco que la historia puede leerse de manera más profunda (leí análisis interesantes en la red, incluso que está inspirada en una leyenda urbana) aunque eso habría que analizarlo en un segundo visionado.
En resumen, es una saludable adición a nuestra cartelera, aunque ofrece una perspectiva que puede no ser de fácil digestión para el público mas "americanizado" amante del género.