Niñato

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

POTENCIALIDADES PERO NO REALIDADES

Todavía me resulta difícil de entender cómo Niñato, ópera prima del español Adrián Orr, terminó llevándose el premio máximo de la competencia internacional. Ojo, no estamos ante una mala película, pero sí ante una apenas correcta, donde se puede intuir a un realizador con futuro pero cuyas habilidades y capacidades siguen ubicadas dentro del espectro de lo potencial.

Hay que reconocerle a Orr su coherencia y hasta persistencia en su seguimiento del protagonista, un treintañero desocupado que busca el éxito dentro de la música hip-hop, pero que también debe lidiar con la crianza de sus tres hijos y sus propias limitaciones. Hay ciertas decisiones en la puesta en escena -por ejemplo, en una secuencia donde el padre levanta a sus niños de la cama para el desayuno- que muestran a un director que sabe posicionar la cámara en el lugar adecuado y explotar tanto los factores temporales como las interacciones entre los personajes. Por momentos, el cineasta parece querer construir su propia versión del cine de los Hermanos Dardenne, con el tejido social español –roto y en crisis a partir de los coletazos de la crisis económica de los últimos años- como telón de fondo.

Sin embargo, también el propio recorte temporal que emplea Niñato para su relato, sin llegar a instancias realmente conclusivas, muestra cierto temor a ir más allá, a profundizar en los conflictos y desafíos que podría ofrecer la historia. Hay un acto por parte del realizador de refugiarse en lo seguro, en recostarse en los hallazgos formales y en los diseños de algunos personajes. Esto le permite a su película conectar con un horizonte festivalero –lo cual quizás explique el premio mayor obtenido en el BAFICI-, pero lo aleja de vincularse con otros espectadores.

De ahí que en el aceptable ejercicio que es Niñato falta esa fisicidad definitivamente política que constituye a las grandes películas. Esa es la gran diferencia que se puede marcar con la filmografía de los Dardenne: Orr recién arranca con su propio camino, pero no estaría mal que tome mayores riesgos en su próxima película, para así adquirir una verdadera personalidad.