New York, I love you

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Demasiada ciudad para tan poco cine

Primero fue París con Paris Je t’aime (2006), luego fue el turno del tríptico Tokyo (2008) y ahora Nueva York con New York I Love You (2009). Las próximas operaciones de marketing serían en Río de Janeiro, Shanghai, Bombay y Jerusalem (¿y Buenos Aires para cuándo? Barcelona no la necesita porque para eso contrataron a Woody Allen para Vicky Cristina Barcelona).

Si en caso de la Ciudad Luz el resultado fue apenas aceptable en lo artístico (funcionó muy bien en taquilla), en este el balance es -sin ser bochornoso- claramente negativo. Dicen que Manhattan y alrededores es la zona más “fotogénica” y “cinematográfica” del mundo. Luego de ver este film episódico esa máxima parece toda una exageración.

Las reglas eran simples: no más de dos días de rodaje y una de edición. Diez directores de diferentes orígenes y estéticas con ocho minutos cada uno para contar una historia (además, 10 cortos que funcionaran como transiciones entre un capítulo y otro),

Vi la película hace un par de meses (el estreno se pospuso varias veces) y, a la hora de sentarme a escribir, no me acuerdo de mucho (mal síntoma de la película y también de mi memoria). Por suerte, como buen “profesional”, tengo apuntes hechos in situ, con esa letra caótica que uno tiene cuando escribe a oscuras y mirando la pantalla.

Lo primero que recuerdo es la emoción de ver a los inmensos y ya veteranísimos Eli Walach (95 años) y Cloris Leachman (de 84) protagonizando una historia de amor (por eso elegí su foto para ilustrar esta reseña). Si hay algo que justifica la visión del film, es el episodio (discreto, pero emotivo) que dirigió Joshua Marston con estas dos leyendas vivientes.

Decir que el resto es muy irregular es caer en la obviedad y el perogrullo (es inevitable que no exista organicidad ni cohesión ni solidez en una propuesta de 8 cortometrajes), pero el promedio es especialmente bajo si se tiene en cuenta el nivel de los directores y actores contratados para el proyecto.

Hay un par de segmentos con cierto humor en el comienzo (el duelo de ladrones rodado por el chino Jiang Wen y encabezado por Hayden Christensen, Andy Garcia y Rachel Bilson; y la seducción que Ethan Hawke intenta ante Maggie Q con dirección del francés Yvan Attal), y cierta “trascendencia” en el encuentro entre una joven judía ortodoxa (Natalie Portman) y un joyero hindú (Irrfan Khan) filmado por la india Mira Nair, pero el panorama continúa en una permanente medianía en manos del alemán Fatih Akin, Brett Ratner, Allen Hughes, la propia Portman -en su debut tras las cámaras-, Shunji Iwai, Shekar Kapur y Randy Balsmeyer. Demasiado poco para una ciudad tan inmensa (en todos los ámbitos y sentidos) como Nueva York.