Need for speed

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Indudablemente una saga de videojuegos que vende más de ciento cincuenta millones de copias, es una veta interesante para probar en la pantalla grande. Si hubo títulos con menos "tradición" que llegaron allí, por qué no pensarlo para "Need for Speed", emblema de Electronics Arts, justo cuando hay una veta en el género de acción merced al buen rendimiento en la taquilla de la franquicia "Fast & Furious"?
Ese fue el punto de partida para pensar un pasaje que claramente, necesitaba un buen guión y producción acorde a la empresa. Hoy, el standard para este tipo de film es alto: alto octanaje, espectacularidad visual, camaradería en el cast y por sobre todo, fibra al conducir (que se vea) y cierto nivel dramático que sustente la acción. Aquí, hay que reconocer que Scott Waugh no era un nombre mal elegido para la dirección. Ex doble de acción de mucho prestigio (trabajó del 82 al 2005 cuando se retiró), el hombre es conocedor del paño.
Entiende que quiere el público y va por él sin dobles discursos. No habrá en los diálogos pensados por George y John Gatins mucho para destacar, pero al menos no pierden el tiempo en caminos sin salida. Todo aquí es autovía. Y a alta velocidad. Tobey Marshall (Aaron Paul con algo de la energía de la mejor serie de todos los tiempos, Breaking Bad) es un gran piloto, que vive con sus amigos y tunea autos en un pueblo casi rural.
La hermana de uno de ellos, le presenta a su novio, Dino (Dominic Cooper) quien le ofrece un gran negocio con el reacondicionamiento de un auto especial. Como la situación financiera es mala para Tobey, su grupo toma el trabajo y logra posicionar el vehículo para la venta.
El problema es que, en una apuesta posterior, Dino y Jesse corren junto a Little Pete (Harryson Gilbertson) con autos europeos ilegales y este último tiene un trágico accidente que marca a fuego esa relación. Nuestro piloto va a la cárcel por dos años y saldrá de allí dispuesto a vengarse de Dino (razones no le faltan, te digo) a su manera: venciendolo en su propio terreno. Cuál es? Una competencia de 6 autos muy prestigiosa convocada por un DJ llamado Monarch (Michael Keaton quien parece estar de regreso en producciones de porte, sino recuerden "Robocop" hace un par de semanas), llamada "La De León".

Claro, a un ex convicto no se lo invita a una carrera cuyo premio son más de 6 millones de dólares en autos. No señor. Hay que hacer méritos para ser convocado y llamar la atención. Eso hace Tobey y su crew, recorriendo el país de punta a punta, para posicionarse como revelación, entrar en la competencia y lograr enfrentar a Dino en la carrera final. Lo cuento en pocos pasos pero la peli se toma su tiempo en llegar ahí. Hay que decir que la historia es la de una vendetta clásica, con todas las de la ley.
Agregar que Paul le pone mucha garra a su rol (tanta que a veces nos cuesta creerle, sinceramente) y que quienes jugaron alguna vez a alguno de los "Need for Speed" se van a sentir como en casa. La apuesta por recrear el espíritu del juego funciona y si bien no hay mucha profundidad en las subtramas a lo largo de esta "fake" road movie (la verdad, atraen poco), la adrenalina de algunas persecuciones y los encuadres que Waugh propone para ubicarnos dentro del juego, están logrados.
Si, Cooper no da la altura del villano, Keaton parece sólo aportar carisma y nada más, Imogen Poots desperdicia su encanto natural cada vez que aparece....pero... no entramos a sala para ver carreras desenfrenadas y autos que vuelan por el aire? En eso, "Need for Speed" no defrauda. No le podés pedir mucho más.
Sí, tiene menos encanto que "Rápido y Furioso" y seguramente compararlas no sea buena idea pero... cuántas películas hay para los amantes de la velocidad en este tiempo? En ese espacio, se encuentra la clave para darle el aprobado a esta propuesta.