Nadie

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Nadie es una de las películas más divertidas de los últimos años. Dura poco más de noventa minutos, pero la sensación de que pasa volando está directamente relacionada con lo bien contada que está. No le falta absolutamente nada, pero no pierde el tiempo en explicaciones ni vueltas de tuerca. Va hacia adelante con firmeza y ofrece un espectáculo cinematográfico puro. Extraordinaria economía narrativa, montaje exacto, ideas claras a la hora de resolver escenas y muchos planos de una remarcable mirada estética.

Hutch Mansell (Bob Odenkirk) es un hombre de familia común y corriente sometido a una rutina absoluta. Cuando una noche unos ladrones entran a su casa, él renuncia a defenderse y defender a su familia para evitar mayores peligros. La policía lo felicita por ser prudente, pero esto decepciona a su hijo Blake (Gage Munroe) y a su mujer Becca (Connie Nielsen) que empiezan a distanciarse de él. Esto afecta el ánimo de Hutch y despierta en él un lado oscuro que lo hace emprender una venganza.

No es para nada casual que el guionista del film sea el mismo de la saga de John Wick. Aunque hay claras diferencias, la idea de la violencia directa, seca, yendo directo al grano se repite aquí. La película arranca rápido, sigue a buen ritmo y termina a toda velocidad. Los actores, empezando por Odenkirk, productor del film, entienden la diversión que tienen frente así. La película posee un muy notable sentido del humor, una musicalización también juguetona e igualmente bella y la vieja idea catártica del hombre solitario que hace justicia enfrentándose a los malos, no importa cuantos sean. Presencias de lujo en el casting como Connie Nielsen, Michael Ironside y Christopher Lloyd muestran la apuesta de calidad que la película posee.