Museum hours

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Sobre una ciudad y la vida que alberga

Museum Hours , y es una gran apertura de temporada. El director, Jem Cohen (nacido en Afganistán, radicado en Nueva York), es una de las principales figuras del cine independiente actual. Sus películas han sido exhibidas en diversas ediciones del Bafici (con retrospectiva en 2007) y además forman parte de la colección del MoMA neoyorquino. Museum Hours fue una de las estrellas del circuito de festivales 2012 y 2013, y ahora felizmente se estrena en forma comercial.

Se trata un film-ensayo bordado por una ficción, o una ficción sostenida por un ensayo cinematográfico sobre la ciudad de Viena, el arte que alberga, el frío, los museos, los comportamientos de los visitantes, los cafés, las calles. La ficción parte de un viaje de una mujer (Anne) desde Montreal hasta Viena a acompañar a una prima hospitalizada. Anne, sola en Viena y Johann (Bobby Sommer) se conocen. Johannn es guardia del Museo de Historia del Arte de la ciudad austríaca. A Johann lo conocemos más porque tenemos su voz, que nos cuenta sobre su vida, sus trabajos, sus horas en el museo, sus observaciones. Anne es más misteriosa, y aunque hable con Johann, y cante, y baile, y camine y observe y reflexione, un enigma irresuelto flota sobre ella. Tal vez eso la haga aún más seductora. Anne está interpretada por la cantante canadiense Mary Margaret O'Hara, de una belleza y una fotogenia llamativas. Su notorio parecido con Catherine O'Hara (la mamá de Mi pobre angelito y parte de la troupe de Christopher Guest ) se debe a que son hermanas.

Cuando la ficción entre Anne y Johann se enciende, estamos ante un estupendo logro: una ciudad y su exploración son un escenario rico y reflexivo para una historia entre dos personajes que manejan una química otoñal, reposada y, a la vez, cargada de electricidad. El creciente compañerismo o amistad entre Anne y Johann es sostenido, intersectado, comentado, por reflexiones sobre el arte (en especial sobre las pinturas de Bruegel) y por la presencia de una ciudad y sus edificios, sus historias, sus rincones, sus grises, sus fríos, sus fachadas (hay algo de Chats Perchés de Chris Marker en la propuesta, aunque con menos política). Más allá de la frustración que puede provocar que la historia de Anne y Johann avance menos de lo que queremos, esta es una película que convierte la pausa en placidez y la quietud en detalle y no en mero detenimiento. No hay tantos experimentos contemporáneos tan logrados como Museum Hours , con esa agudeza para observar y para dejarse observar por una ciudad y la vida que alberga.