Muralla

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Coco “Muralla” Rivera fue un gran arquero de fútbol durante la década del 90. Hoy es un chofer de minibús en La Paz, Bolivia. Desesperado, vende a una niña a una red de trata para pagar la operación de su hijo enfermo. El niño muere y su fantasma atormenta al Muralla quien en busca de redención decide recuperar a la niña, aunque esto implique su propia condena.

La premisa podría haberse convertido en una historia atrapante, un camino derrotero parecido al de los personajes de los Hermanos Dardenne, o incluso un thriller de Hollywood. Pero perdido en dos o tres trucos de cámara poco felices y un estilo más bien pueril para contar el drama del protagonista, la película se va hundiendo minuto a minuto. Cuando va una hora aparece, para peor, el actor Pablo Echarri, invitado en esta película boliviana en la que su actuación catastrófica y fuera de tono lo convierte en lo peor que tiene la película. Una pena, porque un film mediocre termina aplastado por ese golpe de gracia extra.