Mujeres con pelotas

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

El disparador de “Mujeres con Pelotas” (Argentina, 2014) fue el trabajo que el grupo “Las Aliadas de la 31” venían realizando en el potrero de la Villa 31, y es por esto que Ginger Gentile y Gabriel Balanovsky, directores del filme, a través del registro de este grupo pueden hablar de la discriminación y disparar no sólo temas obvios de género, sino también otras cuestiones como la misoginia y el racismo, presentes en esta actividad deportiva.
A través de imágenes capturadas con una cámara que contempla, en vez de juzgar, y de la utilización de entrevistas a especialistas (periodistas, sociólogos, entrenadores, etc.) se va hilvanando una historia que refleja las miserias y luchas constantes detrás del fútbol femenino, un deporte que, más allá que en otros países con menos tradición y pasión por la redonda ha alcanzado un grado de profesionalismo inusitado, acá aún depende de la voluntad y ganas de sus miembros.
En el contraste entre la palabra y la acción (en el potrero), el discurso que se va logrando es verdaderamente intenso, porque más allá que, por ejemplo, voces autorizadas como las de Víctor Hugo Morales y Gastón Recondo puedan ofrecer su visión sobre este deporte (antagónica por cierto), en las habilidades que van demostrando en la pantalla algunas de las jugadoras y en la lucha constante por lograr respeto dentro y fuera de la cancha se va armando una verdad indiscutible.
“Las Aliadas de la 31” practican todos los días, pero deben pelear para poder utilizar la cancha. Mientras ejercitan son “invadidas” por los hombres, que más allá que las ven a diario jugando partidos, aún no las reconocen como pares. El potrero es un campo de batalla y la guerra de sexos se pone al día entre vestuarios y camisetas coloridas. Y en algunas ocasiones también puede transformarse en un cuadrilátero de contienda entre punteros y organizadores sociales.
Laura, una de las integrantes del grupo afirma que lo más difícil de la actividad es derribar prejuicios: “no respetan a las mujeres” y esto no sólo en su ámbito, si hasta Recondo dice algunas frases sobre la superioridad del hombre por la mujer que dan vergüenza: “no lo dice el fútbol, lo dice cualquier disciplina” ó “se acercan pero nunca igualan”.
Quizás al ver la película, y luego de entender que hay determinadas exigencias con las que deben cumplir las mujeres (principalmente relacionadas a la crianza de los hijos y tareas domésticas) y aun así y todo se esfuerzan diariamente para lograr las metas dentro del espacio de juego esos prejuicios sean superados.
La película es un espacio de debate casi tan importante como el de la práctica, pero quizá algunas limitaciones de producción o su esquema narrativo simil documental de televisión le juegue en contra.
Lo que sí es interesante es la utilización de algunas imágenes de archivo que refuerzan el sentido de denuncia de “Mujeres…”. En algunos tapes antiguos del programa de Gerardo Sofovich en el que mujeres hacen jueguitos en vivo el conductor dice: “acá la mujer no será tratada como objeto” y a continuación un pequeño recuadro en el margen superior derecho de la imagen mediatizada que muestra un inmenso trasero femenino.
“Mujeres con Pelotas” derriba algunos mitos y prejuicios en cada pelotazo, a fuerza de imágenes detalles de las gambeteadas y los cuerpos que recorren los espacios en los que diariamente se intenta que el fútbol femenino sea reconocido y remunerado como corresponde.