Mr 73: La última misión

Crítica de Javier Porta Fouz - HiperCrítico

Una película malísima

Algunos creyeron que El muelle (36 Quai des Orfèvres), con Gérard Depardieu y Daniel Auteuil, era una buena película. Estrenada en 2005, fue un éxito en Argentina. Se trataba de un policial con mucho sobretodo, lluvia y miradas torvas. Gracias a los actores y cierta tensión proveniente de una construcción argumental pirotécnica, el director Olivier Marchal disimulaba apenas su chapucería. Para los que desconfiábamos de este señor, ahora se estrena su siguiente película, Mr 73, que confirma que estamos ante director horroroso.

Ex policía, actor de vasta trayectoria, guionista y director, Marchal presenta con Mr 73 un compendio de burradas cinematográficas como hacía mucho que no se veía, por lo menos acompañadas de tanta pretensión, tanto saqueo y tanto “alto perfil”. Si quieren comprobarlo, vayan a ver esta película y préstenle atención a este listado de bestialidades (que es apenas un muestrario):

1. Schneider, el policía protagonista –interpretado por el gran actor y gran mercenario Daniel Auteuil– tiene un pasado trágico y vive torturado por él. Para explicarlo, hay algunos diálogos con otros policías y unos cuantos flashbacks reiterativos –y aun así poco claros– “de aproximación a los hechos” hechos con la misma sutileza estilística de los que se usan para aclarar algún trauma en las películas eróticas berretas que pasan por cable, o como los que se usaban en los peores thillers del universo del “directo a video” de fines de los ochenta. Los flashbacks de “la chica de pelo corto que parece Nikita” son iguales o peores.

2. En un intento de combinar el cine del gran Michael Mann con el del enorme Jean-Pierre Melville, el liliputiense fílmico y pertinaz imitador Marchal no le saca el sobretodo a Auteuil, creyendo que la soledad torturada o ascética se construye con signos así de banales. Así, Schneider debe ser uno de los personajes fílmicos peor trazados en el cine policial de todos los tiempos, porque Marchal reduce el enojo de su personaje a una barba de tres días y a cuatro o cinco exabruptos de un nivel de bestialidad explicativa pocas veces visto. La caracterización de la mujer policía Marie Angéli (Catherine Marchal), con su caminar sombrío y su pelo lacio demasiado lacio, es directamente risible.

3. Cada peripecia de la película está puesta para que avance un guión construido a los cascotazos. Es decir, nada parece suceder sino que parece ilustrar un bosquejo de guión que alguien se olvidó o no supo de elaborar un poco más (véase la bestialidad de la publicación de la pelea entre policías en el diario para que “la chica de pelo corto” se entere de algo).

4. Si usted no reconoce los defectos enunciados en los tres puntos anteriores, le paso algunos más obvios. La justificación del título es una paparruchada y aun peor, es una paparruchada de una irrelevancia tal que hace suponer que Marchal no tenía título y agregó esta paparruchada pistolera para no ponerle “película malísima sin título”. Ah, y los minutos finales, con el paralelo nacimiento/muerte (¿alguien puede seguir haciendo eso a estas alturas?), o el crucifijo salpicado, son directamente atroces.

5, 6, 7… ¿Por qué la chica de pelo corto embarazada y a punto de parir vive sola y tan lejos de todo? ¿Marchal cree que el aparatoso grito de Auteuil bajo la lluvia torrencial marsellesa es intenso? ¿Marchal no sabe que si su personaje principal dice apenas comenzada la película “Dios es un hijo de puta y algún día lo voy a matar” las expectativas de ver una película intensa crecen? ¿Marchal no sabe que el cine es mucho más que hacerse el malo disfrazado de nihilismo de cuarta ilustrado con fotografías de tonos ocre?