Mortdecai: El artista del engaño

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Cuando una película posee una premisa concreta, no se toma en serio y además cuenta con un nivel de actuación superior a la media es cuando maravillas como "Mortdecai" (USA, 2015) llegan para sorprender.
Inspirada en la trilogía creada por Kyril Bonfiglioli, el director David Koepp conjuga con habilidad el timming clásico de las películas de espionaje con la comedia más absurda y un tempo preciso en el que hasta el más mínimo detalle es motivo de punchline y gag.
La historia de "Mortdecai" es simple. Todo inicia cuando un personaje de la nobleza inglesa llamado Charlie Mortdecai (Johnny Deep) ve como su riqueza se evapora por una deuda multimillonaria con el fisco.
Casado con la bella Johanna (Gwyneth Paltrow) también vera como la pasión por ella se resquebrajara en el momento que decide agregar a su "look" un pequeño moustache (bigote) para aparentar aún más su excentricidad.
Johanna (Paltrow) no soporta ver ese acumulación de bello arriba de los labios de su marido y en medio de esa discusión marital reciben la inesperada visita de Alistar Martland (Ewan McGregor), un investigador, miembro del servicio secreto británico, quien conociendo la habilidad de Mortdecai para apropiarse de lo ajeno (de dónde sino provendría esa millonada que poseía) decide incluirlo en una investigación que intenta descubrir al asesino de una mujer y recuperar un valioso cuadro de Goya que, además, contiene la clave para llegar a un tesoro Nazi.
Dato que no es menor para la dinámica del filme, Alistar, Johana y Charlie Mortdecai eran compañeros de la universidad y fueron amigos hasta que Alistar, perdidamente enamorado en secreto de Johanna, descubriera a estos en pleno acto sexual justo cuando se le iba a declarar.
Mortdecai acepta trabajar en el caso y solicita algunas excentricidades (fiel a su estilo) para hacerlo, pero a medida que avance la investigación y que la trama detrás se ponga más oscura solo se demostrará lo inservible que Charlie es para la tarea.
Solo algunas intervenciones de su asistente Jock (Paul Bettany), involuntarias muchas de ellas, le permitirán sobrevivir a Mortdecai en un contexto en el que tiene todas las de perder y en el que el acecho de aquellos que también quieren quedarse con el cuadro será el motor de la historia.
"Mortdecai" es un filme fresco, divertido, consecuente con el género que parodia, ironiza y exagera, pero también, en el fondo, respeta. Las increíbles actuaciones del trio protagónico y Bettany, son un placer extra en el que la composición de los personajes y el tono hallado para presentarlas han sido esencial para el producto.
El camaleónico Deep vuelve a sorprender con una interpretación desbordante de alegría y trazo grueso, necesarias para poder seguir el juego planteado por la propuesta y por Bonfiglioli en los libros. Algo similar a lo que hace algunos años ocurría con la saga "Austin Powers" de Mike Myers, en la que la exageración de lo británico posibilitaba el distanciamiento necesario para poder disfrutar de una película paródica de género.
"Mortdecai" es subversiva y tradicionalista en cuanto a las formas, pero en el fondo es una cinta que prefiere explorar de manera exagerada ciertos estereotipos para homenajear al slapstick y la comedia del ridículo para generar un entretenimiento único y encantador.