Misántropo

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"De almas y mentes rotas"
Después de nueve años, tras el éxito de su último largometraje Relatos Salvajes, Damián Szifrón nos presenta su nueva película titulada Misántropo, producida en Estados Unidos.
Por Denise Pieniazek

Misántropo (To Catch a Killer, 2023), el nuevo largometraje del talentoso realizador Damián Szifrón (Relatos Salvajes, Tiempo de valientes, El fondo del mar, Los Simuladores, Hermanos y detectives) se estrena en 113 salas argentinas. Szifrón comenzó a trabajar en dicho proyecto incluso antes que en Relatos Salvajes (2014), en el 2010 ya tenía el título en mente y el concepto principal, lo cual fue retomado durante el 2015/2016 cuando recibió invitaciones para filmar en el exterior.

El relato inicia en la víspera de año nuevo en Baltimore, Estados Unidos, mientras la gente festeja, un repentino y misterioso ataque tiene como consecuencia 29 muertos, sin dejar ni un solo rastro. Una joven policía de bajo rango, Eleanor Falco -interpretada por Shailene Woodley-llega rápidamente a la escena del crimen, mostrando buen instinto en su desempeño en medio de la tragedia. En consecuencia, el líder de la investigación Geoffrey Lammark (Ben Mendelsohn) del FBI, la convoca para formar parte de su equipo para capturar al responsable de los crímenes que atormentan a la ciudad.

El director argentino ha mencionado en diversas entrevistas* que el largometraje posee relaciones intertextuales con películas que lo han impactado desde temprana edad, tales como Nighthawks (1981,Bruce Malmuth/Gary Nelson), The French Connection (1971,William Friedkin), Dirty Harry (1971, Don Siegel/Clint Eastwood), Tightrope (1984, Richard Tuggle/Clint Eastwood), The Verdict (1982,Sidney Lumet) y The Parallax View (1974, Alan J. Pakula),la mayoría de ellas tienen un asesino serial o el crimen como tema principal, frente a uno o dos policías que intentan resolver el caso.

Dicho largometraje perteneciente al género policial, remite en su tono y estilo a las películas de temática similar que oscilan desde´70 hasta los´90. Sin embargo, mientras que en la mayoría de ellas eran hombres los que resolvían los casos, existían excepciones con las que puede establecerse un vínculo con la obra en cuestión, puesto que las mujeres son protagonistas y resuelven el crimen. Por ejemplo: El coleccionista de Huesos (The Bone Collector, 1999), El imitador (Copycat, 1995), Besos que matan (Kiss the Girls, 1997), rol que aquí es ocupado de forma más que convincente por Shailene Woodley. La narración se ocupa de mostrar que aún en la actualidad las instituciones policiales siguen siendo mayormente masculinas.

Desde la primera escena, Misántropo, logra desplegar la intriga y manejar hábilmente el suspense, para mantener atrapado al espectador durante todo el relato. Allí se representan dos lógicas en tensión, la lógica del asesino y la lógica del sistema policial. Y entremedio Eleanor, que por sus características atípicas en una policía y por ser una “mujer rota” logra razonar desde el punto de vista del homicida. Porque Szifrón acentúa estos rasgos de “anti-héroes” que ya estaban presentes en las películas de los´70, ´80 y ´90 mencionadas anteriormente, que hacen a sus personajes más humanos y menos perfectos.

Debido a la incomodidad temática del filme respecto a los asesinos seriales, tiroteos o posibles actos terroristas, y también, posiblemente por las fuertes críticas que la obra esboza sobre las instituciones de poder norteamericanas, cómo opera el gobierno, su sistema policial, etc., la realización de la película padeció varios avatares. Asimismo, el pasaje del título origina Misántropo al título en inglés To Catch a Killer (cuya traducción sería “Para atrapar al asesino”), quizás apuntando -salvando las distancias- a que resuene el título a la conocida To Catch a Thief (Para atrapar al ladrón, 1955) de Alfred Hitchcock. Respecto a esto el director expresó su disconformidad, ya que prefería que el título en inglés sea Misanthrope, puesto que condensa el sentido del filme en sí mismo. Respecto a Hitchcock, cuyo cine Szifrón ha confesado admirar desde sus inicios, resulta pertinente advertir la utilización en más de una ocasión de luces parpadeantes que oscilan entre el rojo y el azul -recordemos que el director de fotografía es el argentino Javier Julía-, las cuales remiten al final de La Soga (Rope, 1948).

A pesar de que hacia su desenlace decae un poco el ritmo del relato, el guión escrito en conjunto entre Szifrón y el británico Jonathan Wakeham, decide correr riesgos poco frecuentes, los cuales no mencionaremos para evitar los spoilers. Asimismo, el realizador demuestra valentía, al explicitar la hipocresía del sistema norteamericano y cómo se escribe a conciencia la narrativa de una “historia oficial”, a la cual le preocupa más una resolución rápida que la verdad. Parafraseando a uno de los personajes que cita el filme Tiburón (Jaws, 1975) “…Al final de la película el alcalde seguía siendo el alcalde”. El final termina por completar la tesis social esbozada previamente por el personaje del asesino, con fuertes objeciones hacia la sociedad capitalista, al concepto de espectáculo que brindan los medios de comunicación masivos en complicidad con el poder de turno y la lucha de poder dentro de las instituciones gubernamentales, donde todos quieren atribuirse el mérito que no les corresponde. En conclusión, Misántropo presenta un atrapante policial que merece ser apreciado en una sala de cine.