Mira cómo corren

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Ambientada en la ciudad de Londres de los años ’50, un aspecto noir, de indudable referencia detectivesca, surca el aire de una película rodada bajo el sello estético de Wes Anderson. Debutando en materia de largometrajes, el novel realizador Tom George echa mano del mentado subgénero literario ‘whodunit’, del cual una magna referencia como Agatha Christie hiciera pionera fama. Aquí, es una obra teatral de la reina del misterio británico, la que funciona como disparador principal. Concretamente, “La Ratonera”, estrenada en 1952. El metatexto sabe bien como hacer su parte, y todo acabará complicándose en medio de los preparativos del estreno de la pieza: un muerto aparece en el escenario; y la víctima no es una cualquiera. La historia indaga en dirección de incrementar las dudas alrededor del crimen cometido, amparándose en la ductilidad de un estelar elenco, compuesto por estrellas del calibre de Saorise Ronan, Ruth Wilson, Adrien Brody y Sam Rockwell. Los elementos narrativos afines a esta clase de propuestas sabrán bien cómo dosificarse, a lo largo de una hora y media de metraje. Diálogos, como útiles instrumentos del suspenso, nos proveerán de pistas y detalles claves, en medio de un relato que abusa del uso de flashbacks, y en donde el cliché y las sorpresas se intercalan prevalencia. Promediando el film, la comedia comienza a ganar inevitable terreno, y la investigación se tornará paródica. “Mira Como Corren” no se toma demasiado en serio a sí misma, y no deberíamos nosotros hacerlo. Rota la cuarta pared, cabe preguntarnos si justifica lo suficiente nuestro tiempo de ocio invertido.