Minúsculos

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

La lucha animada por un preciado botín

Una vaquita de San Antonio queda en el medio de una pelea entre hormigas negras y coloradas que buscan quedarse con los preciados restos de un picnic. Gran cuidado estético en la realización para un resultado débil.

El cine de animación es, aunque a veces lo olvidemos, un género con posibilidades infinitas. Desde hace ya más de 20 años, la lucha por la taquilla en la animación ha sido feroz en Estados Unidos y a Disney y Pixar, le han salido a competir todos los grandes estudios con sus películas y sagas animadas.
El mundo no se ha quedado atrás, y desde Japón (con Miyazaki a la cabeza pero con un universo de animé gigantesco) hasta la Argentina (desde García Ferré hasta Metegol), todos han logrado meter, aunque sea de forma aislada, algún éxito de calidad que se ganó su espacio en la historia del género. Minúsculos es una coproducción entre Francia y Bélgica basada en una serie de cortometrajes protagonizados por seres minúsculos, como también ocurre en la película. Estos cortos, breves, algunos más graciosos que otros, son simpáticos y la animación sin ser excepcional es fina y original. En la película el personaje principal es una vaquita de San Antonio que accidentalmente queda en medio de una batalla entre hormigas negras y hormigas rojas que se disputan el botín abandonado por una pareja que, de urgencia, deja atrás su pic nic. Sin diálogos, sólo con sonidos inventados para cada personaje, la película cuenta a través de las acciones todo lo que ocurre y es un mérito que la trama se entienda sin problemas. Es verdad que hay un riesgo y un desafío en eso, pero con eso sólo no alcanza. La película no le llega ni a la suela de los zapatos a, por ejemplo, Wall-E. Pero posiblemente lo peor es que aquellos gags ingeniosos que funcionaban en la serie, acá se alargan hasta que el refinamiento estético se vuelve lisa y llanamente aburrimiento. No es necesario decir que cualquier corto de Pixar hubiera resuelto la misma trama sin tener que estar ochenta y nueve minutos alargando los conflictos. No es necesario porque los creadores de Minúsculos también han sabido hacer dignos cortometrajes, muchos de los cuales se pueden y disfrutar en Internet. Queda demostrado que hacer cine de animación no es tan fácil como muchos pueden creer y también queda claro que además de preciosismo estético y originalidad se necesita mantener el interés en una historia que valga la pena contar. Algunos grandes momentos como el asedio al hormiguero como si fuera una batalla en la edad media sin duda son las cosas que se pueden rescatar de una película que nunca tendría que haberse alejado del formato de cortometraje que le dio origen.