Minari

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

Con varias nominaciones en la pasada temporada de premios e incluso un Oscar a mejor actriz en un papel protagónico para Youn Yuh-jung, Lee Issac Chung construye un relato emotivo desde su sencillez, una historia de familia que atraviesa un cambio radical en su vida y que debe atravesar las dificultades que eso conlleva desde lo económico y lo sentimental.

Luego de tomar la decisión de alejarse de la ciudad, una familia oriental se muda a Arkansas con el objetivo de construir una granja y vivir el “sueño americano”, o por lo menos intentarlo. A través de los muy bien delineados personajes, se pueden ver las esperanzas, miedos y el desconcierto que este cambio impacta en cada uno de ellos. La llegada a la casa de la abuela (Youn Yuh-jung), quien viaja desde Corea a Arkansas para ayudar a cuidar a los chicos, le aporta a la película la frescura y el humor necesarios para contra restar la crisis que el matrimonio atraviesa. La relación de esta abuela tan particular con el nieto menor, un adorable Alan S. Kim, que le da vida a un ocurrente y travieso niño que padece de una anomalía cardiaca que le impide hacer grandes esfuerzos, es sin duda la piedra angular de esta película. Ambos actores interpretan escenas cargadas de poesía y emotividad. Desde la cotidianeidad de su relación, estos personajes crecen y ofrecen diferentes matices. Por otro lado, Steven Yeun y Han Ye-Ri interpretan personajes con fuerza y emoción. Sobre sus personajes se encuentran las problemáticas adultas que el matrimonio se plantea al ver que las metas no se alcanzan y que la forma de pensar de cada uno de ellos no apunta a una misma dirección.

Lejos de transformarse en un relato lineal que podría caer en la monotonía, “Minari” se transforma en una historia valiosa, intima y entrañable de una familia que debe buscar su fuerza interior para poder lidiar con lo que les sucede. Es una película que nos habla de la importancia de la unión familiar frente a las adversidades.