Mi novio es un zombie

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Algo más que un film de terror

El título local de “Warm Bodies” es bastante más explícito que el original y puede llevar a engaño. Más de un potencial espectador podrá sospechar que estará frente a otra más de la larga serie de películas inaugurada por George A. Romero con su “Night of the Living Deads”. Otros podrán imaginar que se trata de una comedia con la improbable pareja de un “muerto vivo” y un/a humano/a. Estarán más cerca de cubrir sus expectativas, aunque conviene advertirles que no encontrarán muchos motivos para reírse.
El joven realizador Jonathan Levine concreta su cuarto largometraje y segundo estrenado localmente logrando confirmar con “Mi novio es un zombie” las aptitudes mostradas en “50/50”, su obra inmediatamente anterior.
Para ello se rodeó de un conjunto de intérpretes noveles y algún veterano (John Malkovich) como equilibrado contrapeso.
El mundo que describe no es muy novedoso pero el tono de la trama sí lo es. Por un lado tenemos a uno de tantos zombies, moviéndose generalmente en grupo y en forma lenta y torpe en busca de carne humana. Lo personifica el inglés Nicholas Hoult, quien hace diez años asumiera el rol del niño que acompañaba a Hugh Grant en “Un gran chico” y al que veremos muy pronto en “Jack el cazagigantes”. Su destino se cruzará con Julie (Teresa Palmer) y el novio de ésta, quien dejará de existir al convertirse su cerebro en alimento del joven muerto vivo. Pero la joven no presenciará ese dramático momento y en cambio será protegida por R, tal el nombre que ella le asignará al balbuciente novel compañero.
De allí en más las situaciones de acción se multiplicarán dado que en realidad habrá más de una variedad de zombies. Por un lado la de los que como el propio R parecen ir mutando para bien, de allí el título en inglés, y otros de aspecto cadavérico, los temibles “flacos” (bonnies en el original) notablemente ágiles y veloces. A todo esto se agregará un verdadero ejército de humanos que resisten y cuyo líder es nada menos que el citado Malkovich, padre de Julie.
No conviene agregar mucho más información para no quitarle la sorpresa al espectador. Basta con señalar que sin ser un relato absolutamente original tiene sobrados elementos que justifican su visión. Y entre ellos sobresale una banda sonora notable, además de conocidos temas rockeros.
La referencia a una clásica de Shakespeare no pasará desapercibida para más de uno que observe los nombres de la pareja central, de singular química y excelente interpretación.