Medusas

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

La ciudad de las mujeres

Esta opera prima del matrimonio Keret-Geffen (ambos reconocidos escritores en Israel y ella responsable del guión) llamó la atención primero por haber ganado nada menos que la Cámara de Oro en Cannes 2007 (o sea, el premio más importante del mundo para una primera pelicula) y luego porque se trata de un film de ese origen que no aborda el tema de la guerra, ni la política, ni la religión, ni la identidad nacional. Apenas hay en sus 78 minutos alguna mención aislada y fugaz al Holocausto y -en el terreno de la crítica social- un segmento dedicado a las desventuras de una filipina que cuida enfermos y ancianos.

La estructura de Medusas es coral y episódica (tiene algo de la zigzagueante estructura altmaniana que permite ciertos entrecruzamientos) y sus protagonistas son varias mujeres de la gris Tel Aviv actual. El personaje principal es el de Batya (Sarah Adler, la periodista de Nuestra música, de Jean-Luc Godard), una joven que es abandonada por su novio, despedida de su trabajo como camarera en una empresa de catering para fiestas y despreciada por su exitosa madre. Durante un paseo por la playa, descubre a una niña-medusa (de allí el título y la veta fantástica del film) de cinco años. Luego aparecerán en escena una fotógrafa, una pareja que sufre una caótica luna de miel en un hotel, una escritora suicida, la apuntada inmigrante filipina y algunos personajes secundarios más.

La película no revela demasiados datos ni resuelve del todo los conflictos (los detractores del nuevo cine argentino encontrarán unos cuantos paralelismos y la catalogarán de "vacía", "abúlica", "minimalista" y un largo etcétera), pero -aunque su tono por momentos me generó cierto distanciamiento- en líneas generales y vista en su conjunto constituye una mirada atractiva y en algunos pasajes fascinante (aunque también desoladora) sobre las contradicciones, desconciertos y frustraciones femeninas en una gran urbe como la Tel Aviv contemporánea.