Medianoche en París

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Es un poco más que increíble, pero este es el tercer film de Woody Allen que se estrena en lo que va del año en el país (y dado que las anteriores “Concerás al hombre de tus sueños” y “Que la cosa funcione” aún dan vueltas por el interior y algunas salas, se dará la situación inédita de tres Allen en cartel). A las dos anteriores les fue bien: tuvieron el público que se esperaba y parecen haber redorado los blasones comerciales del realizador. Es posible que el protagónico del gran Owen Wilson logre que, como en los EE.UU, sea además el mejor de sus films en la taquilla. No se pida originalidad: aquí Wilson –el clon de Allen de turno– es un guionista que una vez quiso ser escritor. Está en París con su novia, un poco invitado por sus suegros (que lo desprecian). Una noche –y varias–, la magia lo lleva a un París arquetípico y artístico, lleno de nombres famosos, con los que comienza a alternar. Es claro que el film juega alrededor de la domesticación del arte (estaba en “Conocerás...”, Wilson es la versión amable del personaje de Josh Brolin) y del amor, y que Allen disfruta de hacer chistes sobre los lugares comunes de la cultura. También, que el cine es casi una excusa para el largo monólogo (a veces divertido, a veces patético; a veces amable, a veces cruel) que es su obra. Eso sí, es un film simpático e incluso agradable, como si la geografía se impusiera a cierta misantropía propia del director.