McFarland sin límites

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

60

McFarland es una pequeña ciudad en baja California, donde la población latina o hispánica, según el censo del 2010, superaba el 90 por ciento. Ese dato ya se anticipaba en 1987, cuando la historia que este film trae, mostraba la integración étnica del lugar. Un espacio alejado, áspero, donde el trabajo de la tierra es el principal sustento local, es el escenario de una trama donde se dan cita el deporte, la superación y la solidaridad.
El entrenador White (Kevin Costner) llega a McFarland luego de una experiencia desafortunada en Boise. La verdad es que es un hombre simple, pero como todos, en algún momento reacciona. Y siendo docente ese tipo de detalles hay que cuidar. Luego de un problema con el equipo de fútbol debe reubicarse y el destino no es muy alentador. Como ya dijimos, este poblado está plagado de mexicanos y el choque cultural se hace evidente ya en su entrada al lugar...
Pero White, luego de sondear su trabajo (como profesor de Educación Física) y pelearse con un colega, solicita entrenar un grupo de la escuela en cross-country. Disciplina que eligen las escuelas pudientes del sistema, nadie cree que su objetivo pueda cumplirse. Sin embargo, su buen ojo le permite darse cuenta que en sus alumnos hay potencial para el deporte. Son recolectores de verduras y frutas, pero además corren rápido. Con algo de entrenamiento podrían intentar dar el golpe.
Entonces Jim se decide a juntar voluntades y con un poco de astucia logra ponerse al frente de 7 chicos de preparatoria que realmente, harán historia en el deporte.
Niki Caro (cuyo máximo logro como directora fue, sin dudas, "North Country") elige rodar para Disney el clásico film de superación donde el esfuerzo es premiado con el éxito. El sueño americano es alcanzable y los vínculos entre los integrantes del equipo son centrales para el logro. Todo prolijo, bien contado y sin grandes matices.
El guión de Grant Thompson peca de sostener "el gran sueño americano" presente en todo momento. Los chicos de la banda (con Carlos Pratts a la cabeza) son simpáticos pero bastante planos actoralemente. Costner hace un rol parco, donde luce poco, lo justo para hacer su personaje creíble, pero no memorable. María Bello como su esposa está mejor, pero no hace la diferencia tampoco.
Pasa que "McFarland" no requiere más que estos estereotipos, la de los americanos que deben aprender (o recordar) de otra cultura, valores y estrategias para destacarse en alguna actividad. Aquí los pocos gringos aprenden de los latinos muchas cosas. Entre ellas, está la importancia de la familia y el respeto por el diferente.
Políticamente demasiado correcta, "McFarland" (historia real, por supuesto) es una cinta aceptable aunque de a ratos anodina. Levanta al final (obvio) aunque por momentos parece un panfleto pro-integración latina, ahora que dicha comunidad va aumentando exponencialmente su número en USA. No es una gran película pero si consigue transmitir sus intenciones de una manera honesta.