Maze Runner: Prueba de fuego

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Wes Ball vuelve a ponerse al frente de una naciente franquicia para adolescentes y jóvenes adultos que presenta su segundo episodio, en busca de repetir el éxito de la primera entrega. Recordemos que globalmente la taquilla de "The Maze Runner" fue de 340 millones de dólares (costo de producción, el diez por ciento de esa cifra) así que todo estaba dado para esperar una continuación potente, develando más del misterio que presenta la historia original.
En "Maze Runner: The Scorch Trials" todo va a funcionar (y eso lo vemos en los primeros quince minutos) como una veloz y trepidante road movie que no dará respiro hasta el final. Thomas (Dylan O'Brien) y el resto de su grupo, recién salidos de su laberinto, inician esta parte de la aventura en una instalación militar, donde un tal Janson (Aidan Gillen) les contará algo sobre lo sucedido (nada que aclare demasiado, me atrevo a decir) y les dirá que pueden unirse a su facción, ya que están transportando jóvenes sobrevivientes a lugar seguro.
El exterior es peligroso. La "llamarada" (enfermedad que aniquiló a gran parte de la humanidad), sigue activa y las ciudades, destruídas, están habitadas por sujetos agrupados en bandos, con distintos intereses.
Pero algo extraño sucede allí, la sensación de seguridad dura poco. Thomas junto a Minho (Ki Hong Lee), Newt (Thomas Brodie-Sangster) y Teresa (Kaya Scodelario), deberán prestar mucha atención a la actividad del lugar, dado que pareciera que no todo funciona allí como debería. Estos adolescentes tienen en su sangre, quizás, la solución (cura) que la humanidad necesita, y lo saben.
La cuestión es que el grupo deberá salir pronto al desierto, sin protección, para buscar pistas a los problemas que los tienen como protagonistas: todos saben quienes son y porqué CRUEL (WICKED, la empresa que sostiene los laboratorios) los busca. Thomas nuevamente liderá la tarea, tratando de que las respuestas aparezcan, mientras se enfrenta a los increíbles peligros que tiene esta tierra tan árida, ventosa y hostil, que se les presenta como desafío.
La obra literaria se encuentra respetada en su generalidad y su versión fílmica elige transitar caminos estrechos, plagados de violencia y emoción a lo largo de un territorio donde lo inesperado, se hace presente a cada paso del camino. Ball sorprende con el ritmo que le impone a esta "prueba de fuego", exigiendole a su cast que transmita esa sensación de desesperación y energía constante que distinguen al producto desde el instante cero de la proyección.
Dylan O'Brien ha crecido muchísimo desde la primera parte y en esta, despliega condiciones que sorprenden y cautivan a la audiencia. Su liderazgo es el centro de la escena y él lleva la acción adelante, sin perder el trasfondo humano de la trama.
Los rubros técnicos, con un salto de calidad (en esta segunda parte hay mucho para ver) que se agradece, y una correcta banda de sonido son elementos que enmarcan una película muy superior a su antecesora.
Entretenida, quizás un poco recargada (no se parece demasiado su atmósfera a la nueva "Mad Max"?) en algunas secuencias, pero intensa y cautivante, "Maze Runner 2" muestra un gran avance de su director no sólo en las cuestiones de forma, sino de fondo. Logra crear una cinta efectista que el espectador ávido de emociones, agradecerá. Muy buena.