Más respeto que soy tu madre

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Empecemos con los datos que hay que tener en cuenta para ver Más respeto que soy tu madre, la nueva película de Marcos Carnevale, y la segunda que estrena este año (la primera fue Granizo, producida por Netflix, protagonizada por Guillermo Francella y filmada en Córdoba).

Con Florencia Peña y Diego Peretti como protagonistas, Más respeto que soy tu madre está basada en la novela del mismo nombre de Hernán Casciari, a la que primero escribió en su blog personal (que supo tener en los primeros años de este siglo) en forma de diario de un personaje ficticio: Mirta Bertotti, una ama de casa de 50 años que tiene que afrontar, junto con su familia, una de las crisis más terribles que vivimos en este país (la de 1999-2001).

Tras la publicación de la novela/blog de Casciari llegó la adaptación en las tablas, interpretada por Antonio Gasalla en el papel de Mirta. La obra se convirtió en la más taquillera del teatro argentino. En la película de Carnevale, Casciari se hace cargo del guion junto con Christian Basilis, lo que le da la autoridad del creador del texto original.

De este modo, quedan establecidos el humor, la estética y la concepción de lo popular de la película de Carnevale, que tiende un puente con una tradición de comedias costumbristas y familiares, cuya máxima representante es Esperando la carroza, dirigida por Alejandro Doria y protagonizada, también, por Antonio Gasalla.

Las comedias de Carnevale quizás no pertenezcan a lo mejor de nuestro cine, pero hay que reconocer que despiertan la carcajada con sus gags de trazo grueso, su ordinariez verbal, su narrativa ramplona y sus personajes grotescos. Más respeto que soy tu madre no luce del todo cinematográfica (por momentos se parece a la sitcom Casados con hijos), pero la historia cumple con un público al que la calidad cinematográfica lo tiene sin cuidado.

A pesar de ciertos chistes retrógrados y algunas situaciones sin timing, la película tiene actuaciones desopilantes y efectivas, sobre todo la de Florencia Peña, quien interpreta con virtuosismo cómico a Mirta; y la de Diego Peretti como el abuelo rebelde Américo Bertotti, hijo de un inmigrante italiano que llegó a Argentina en la década de 1930 y que puso una pizzería a la que le dedicó su vida.

Es justamente el padre de Américo (interpretado por el mismo Peretti) quien le hace prometer a su hijo que llegará al año 2000 con la pizzería abierta al público.

La historia se ubica más precisamente en Mercedes (provincia de Buenos Aires) en los últimos tres días de 1999, es decir, a muy poco de la catástrofe económica, social, institucional, política y cultural que vivimos los argentinos en 2001. La protagonista es la familia Bertotti, con Mirta como jefa de hogar y encargada de apoyar a su marido y a sus tres hijos como puede, dos de ellos adolescentes y uno a punto de irse a Boston a cumplir su sueño profesional.

Más allá de lo chabacana que es su puesta en escena, hay algo en la caracterización inverosímil y grotesca de Peretti que despierta entusiasmo (y risas). Quizás se deba a que representa la eterna rebeldía y a que siempre va a caer simpático un abuelo que te invita una cerveza a la hora del desayuno, que escucha Ramones mientras fuma hierbas ilegales y que echa a patadas a quienes pretenden intimidarlo.

La película de Carnevale pertenece a una estirpe de viejas comedias familiares que siempre funcionaron con la audiencia a la que no le interesan las elucubraciones de las películas de alta calidad. Más respeto que soy tu madre tiene el mérito moral de despertar la sonrisa de la gente que se levanta a las 7 de la mañana a ganarse el pan.