Mario on tour

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Reconectándose

A los protagonistas de Mario on tour (2017), de Pablo Stigliani, les pasan cosas que al menos, por el momento, no las pueden resolver. En ocasiones no les pasa nada, y en ocasiones, el mínimo roce puede terminar en una guerra nuclear de la que nadie saldrá ileso.

Así se puede leer la película: Por un lado Mario (Mike Amigorena) intenta sobrevivir a fuerza de participaciones en focus groups en los que debe absorber extraños brebajes mientras trata de posicionarse como artista e intérprete emulando a Sandro en despedidas de solteros y bares de mala muerte. Por otro lado Damián (Iair Said), mejor conocido como Oso, vive vendiendo DVDs truchos en el Parque Rivadavia, mientras espera que Mario logre trascender y así llenarse de dinero siendo su manager. Y por último está Lucas (Román Almaráz), un adolescente que aún no sabe qué quiere hacer de grande, excepto, estar cerca de Mario, su padre. Entre esos tres personajes, de tres generaciones diferentes, Mario on tour se posiciona como una roadmovie, elucubrando planes para cada uno, más allá de los impedimentos que justamente las diferencias de edad puedan llegar a plantearles.

Pablo Stigliani también está detrás del guion, razón por la cual, su control sobre el producto será total. El argumento recupera cierto espíritu nostálgico que se impregna al film desde las primeras imágenes, apoyándose en una banda sonora conocida y popular con personajes honestos, los que inevitablemente, terminan de diferenciarse de todos los secundarios por el vínculo entre los tres. Por nostalgia no refiero a cierto estado en el cuasi perfecto sentimiento de recordar y extrañar, al contrario, hablo de costumbrismo, de lugares conocidos, de Santa Teresita como epicentro de la historia, balneario familiar por excelencia y al que llegan los personajes para encontrarse, transformarse y potenciar su identidad.

Si el arranque de la película bucea en la comedia para presentar sus personajes, con algunos gags o líneas ácidas, es a medida que avanza la historia que el drama comienzan a tener más peso en el relato.

Mike Amigorena compone de manera contundente a un Mario que va por la vida haciendo las cosas en automático, que sólo desea recuperar el afecto de su hijo -al que ve cada vez más lejos de él por decisión de su ex-mujer (Leonora Balcarce)- mientras que en el fondo quiere dejar de copiar a otros cantantes para lograr su propio nombre en el show business. Iair Said lo secunda en una de sus mejores interpretaciones, convirtiéndose en la mano derecha de Mario, pero también en un personaje con sus propias aspiraciones, deseos y metas por cumplir.

En el viaje, forzado, para que Mario pueda tener continuidad laboral, no sólo está la posibilidad de transformación, sino principalmente, la idea de recuperar la mirada sobre el otro, de ser tolerante en la adversidad y también, en arriesgarse a dejar atrás el rencor para volver a ser fiel a sus propios ideales. Todo narrado con una naturalidad en la progresión y sucesión de las acciones que sorprende.

Mario on tour es un emotivo viaje hacia el reencuentro de un padre con su hijo, una road movie dinámica que se apoya además en la música presente durante toda la narración, para configurar una reflexión sobre la vida actual en la que la desconexión entre los seres es absoluta, y en donde los vínculos sólo son virtuales.