Magic Mike XXL

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Menos

Magic Mike (2012) era una comedia dramática sobre un stripper (Channing Tatum) que buscaba juntar el dinero suficiente para crear su propio negocio. Como Fiebre de sábado por la noche en los setenta o Cocktail en los ochenta, la película fluctuaba entre la inocencia y la profundidad. El héroe populista de la clase trabajadora era simpático y el contexto en el cual transcurrían las acciones era original e interesante. El éxito inesperado, tanto de público y crítica, llevó inevitablemente a una secuela. Acá Mike se ha retirado del mundo de los strippers, pero no se siente muy a gusto en su nueva vida. Cuando sus ex compañeros lo pasan a buscar para una última actuación, Mike acepta lanzarse a una aventura final. En el camino, y con el formato de road movie, la película muestra como estos entretenedores de damas viven su absurda, algo patética y finalmente inocua vida. Hay todo un universo de sexualidad femenina que aunque caiga en estereotipos masculinos no deja de ser algo distinta a lo que se suele mostrar en las películas. No es común que el deseo y el sexo en las mujeres quede plasmado en un relato comercial. Sin duda el despliegue de cuerpos masculinos también es algo fuera de lo común en un mundo donde los únicos cuerpos que se exhiben son los de las mujeres. Aun con la simpatía algo tonta que tienen los protagonistas, una vez más consiguen ser criaturas queribles. El director del film anterior, el muy premiado Steven Soderbergh, acá se reserva solo la producción y una velada responsabilidad en la fotografía y el montaje. El director de la película, Gregory Jacobs, tiene en su historial el ingrato recuerdo de haber hecho Criminal, la triste remake de la gran Nueve reinas. Si Magic Mike era una sorpresiva combinación de ideas sociales, comedia, drama y strippers, acá solo quedan los strippers, porque todo lo demás no llega a mantener aquel nivel. Pero un éxito es un éxito y la película tal vez repita el buen funcionamiento de su antecesora. Pasaron muchos años desde aquel lugar común que decía que segundas partes nunca fueron buenas, pero tal vez lo que no sea bueno es crear una segunda película donde ya no hay nuevo para contar. Por el productor del film seguramente, una serie de grandes estrellas aparecen aunque sea de forma breve en la película. Y Channing Tatum, aun con las limitaciones de guión, vuelve a componer un Mike simpático, querible y algo tonto. También demasiado bronceado, pero eso seguramente es por su profesión.