Machete

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Un duro de matar entre guiños y homenajes

Este film es el indicado si el espectador busca un producto de acción, muy del estilo de aquellos que protagonizaron Charles Bronson en los años setenta o Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone y Bruce Willis, en los ochenta.

Machete surgió como un "falso trailer" que formó parte de la película Grindhouse, y que se veía entre los dos segmentos: Planeta Terror lo filmó el prolífico Robert Rodríguez. Ahora se ha convertido en un largometraje protagonizado por Danny Trejo (participó en más de 180 películas), un actor tan inexpresivo como muchos de sus colegas del género. Implacable, duro, gigantesco e indestructible.

El realizador Robert Rodríguez filma aquello que lo divierte y eso se nota en sus trabajos, desde El crepúsculo al amanecer hasta Desperado. En Machete (que parece haber sobrevivido a las tardes de "super acción" o de algún programa de cine en continuado de una vieja sala de barrio), la intención es clara aunque la trama no ayude demasiado. No es su mejor película pero es ideal para disfrutarla por la cantidad de guiños que encierra para el público.

Machete (Trejo) es un policía federal de México que ha sido expulsado del cuerpo tras un chantaje que le ha hecho Torrez (Steven Seagal) y se verá obligado a aceptar una oferta de un médico (Jeff Fahey) que planea asesinar a un senador corrupto llamado McLaughlin (Robert De Niro) y que mantiene su "apacible" vida familiar (su hija: Lindsay Lohan).

Engañado y ubicado en el ojo de la tormenta, el protagonista recurre a la ayuda de Luz (Michelle Rodriguez) y de un sacerdote (Cheech Marin), mientras es perseguido por Sartana (Jessica Alba), una sexy agente de ICE.

La película es un desfile de figuras que van desde Steven Seagal y Don Johnson (sí, el de División Miami) hasta Jeff Fahey y el mismísimo Tom Savini, realizador de la versíon de los años noventa de La noche de los muertos vivientes.

Para lograr su cometido, Rodríguez orquesta su trama como una burla sobre los inmigrantes mexicanos ilegales en los Estados Unidos y despliega su arsenal para rendir homenaje a las películas con las que alguna vez soñó.

Así desfilan por la pantalla rayones deliberados para añejar el relato y los títulos de presentación con una estética acorde, acompañados por los recursos de la pantalla dividida, la cámara lenta (la secuencia de la iglesia con El Ave María de fondo es la mejor) y la sangre en exceso (con decapitaciones varias). También resulta disparatada la escena en la que el protagonista se cuelga de los intestinos de su contrincante a manera de soga para escapar por la ventana o el recordado efecto sonoro de la serie El hombre nuclear cuando Seagal saca su gigantesca espada.

Todo funciona así en Machete: un festival de chistes constantes que miran al mundo de Tarantino y recuerdan a El avispón Verde. Lo bueno es que también se burla de sí misma con el anuncio de Machete Kills y Machete Kills Again. Todo es posible.