Lucy

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Entretenimiento garantizado con buena actuación de Scarlett Johansson

No hay que tomarse muy en serio “Lucy”, la nueva película del multifacético Luc Besson, que alterna y combina su actividad cinematográfica en la producción, con la escritura de guiones y la dirección como en este caso.
A lo largo de más de 30 años ha dirigido quince largometrajes, con algunos títulos memorables como “Subway”, “Azul profundo” y “Nikita” hasta 1990. “El perfecto asesino”, su siguiente película fue su debut filmando en los Estados Unidos, al que siguió “El quinto elemento” en que incursionó por primera vez en la ciencia ficción. De allí en más su carrera fue bastante irregular con varios films fallidos (“Juana de Arco”, “Angel-A”, “Familia peligrosa”).
La que ahora nos ocupa es de un género difícil de definir, a medio camino entre el cine fantástico y el de acción y cuyo principal sostén es la muy buena actuación de Scarlett Johansson. Comienza con ella en Taipei, nuevamente en el Lejano Oriente (recordémosla en “Perdidos en Tokio”). Su impresentable novio la envolverá en el tráfico de una muy poderosa droga que maneja la mafia surcoreana cuyo jefe es el señor Jang (Min-sik Choi de “Oldboy”).
En paralelo se lo verá al profesor Norman (Morgan Freeman), un científico explicando a una nutrida audiencia que el ser humano normalmente sólo utiliza un diez por ciento de su capacidad cerebral y que un aumento de dicho porcentaje le permitiría dominar a otros de su especie.
Lucy será el conejito de indias al ser la receptora de una droga cuyo efecto será el señalado por el profesor. Y a medida que la película progresa, el porcentaje de utilización de su capacidad cerebral irá aumentando. Claro que el incremento de su percepción sensorial y fortaleza física vendrá acompañado de efectos no deseados. Será el doctor Norman quien le revele, ya en Paris, lo que le puede pasar mientras que un policía francés (Amr Waked) se convertirá en su inesperado aliado. Este último comprobará los poderes instalados en Lucy cuando ella conduzca su auto por conocidos lugares de la ciudad luz y le revele que nunca antes había manejado. Los efectos especiales (digitales) con decenas de vehículos destruidos están bien aprovechados pero quien pretenda hacer un análisis más científico o riguroso de la historia seguramente se verá defraudado.
Como se señalaba al inicio de esta nota no conviene tomar seriamente la trama de “Lucy” que en algún momento hasta puede parecer algo pretenciosa. Pero si sólo se busca diversión, el entretenimiento está garantizado.