Los últimos románticos

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Perro (Juan Minujín) y Gordo (Néstor Guzzini) son dos grandes amigos que viven en un pequeño pueblo costero sin mucho movimiento, solo llegan algunos propietarios europeos que tienen casonas en la playa, pero que no suelen habitarlas, sino que van algunos fines de semana. Es así como pasan sus días cuidando un hotel desierto, cortando el pasto de los jardínes, ideando un guion cinematográfico o encargándose del próspero crecimiento de unas plantas de marihuana. Pero todo cambiará cuando uno de ellos encuentre un dinero que les cambie la vida para siempre. Paralelamente, un Inspector de policía es trasladado a Pueblo Grande y sus caminos se cruzarán.

“Los Últimos Románticos” es una coproducción entre Argentina y Uruguay, dirigida por Gabriel Drak, que aborda temáticas como las relaciones humanas, la amistad, la traición, la soledad, las responsabilidades, entre otras, a partir de un thriller intenso que va tomando vuelo con el correr de la historia.

La película se toma su tiempo para presentar a los protagonistas, tanto a los amigos como al inspector que llega al pueblo. Nos muestra su rutina cansina, sus momentos de ocio y sus pocas ganas y posibilidades de trabajar. El resto de los personajes no están tan profundizados, pero podemos entender, a partir de lo que vemos, el rol que ocupan dentro de esta diminuta sociedad; son funcionales a lo que se quiere contar. Recién bien entrada la trama la cinta presenta un giro que hará que los personajes principales tengan un gran cambio en su vida y se pongan en juego ciertos valores como la amistad y la lealtad. Este viraje hace que también cambie el tono del film, hacia un thriller o un policial más clásico, donde sus movimientos serán observados por el inspector de turno, pero conservando algunos momentos de comedia. A partir de entonces, tendremos un ritmo mucho más dinámico y un ambiente de constante tensión. Del mismo modo, nos encontramos con algunos giros narrativos hacia el final de la historia que, si bien uno puede prever algunos de ellos, impactan de una buena manera, dándole un sólido cierre a la trama.

Juan Minujín y Néstor Guzzini protagonizan este film recreando una amistad de años. Esto se nota en la química que presentan, mientras que sus actuaciones individuales son correctas sin ser sobresalientes. El resto del elenco también propicia buenas interpretaciones, destacándose Vanesa González como la mujer de Perro, que tiene que lidiar con su falta de responsabilidad paternal, y Ricardo Couto, el inspector policial que varía sus actitudes durante el metraje.

Dentro de los aspectos técnicos sobresale la ambientación desolada del pueblo en el que viven, acentuando el aislamiento de los protagonistas. Lo mismo ocurre con la banda sonora, que tiene un rol primordial a la hora de crear el clima policial y de tensión.

En síntesis, “Los Últimos Románticos” es una película que tarda un poco en tomar vuelo, haciendo una exhaustiva presentación de sus personajes y del lugar donde viven (que tiene un rol fundamental) para desembocar en un buen policial con giros narrativos interesantes que atraparán al público.