Los rostros del diablo

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Se estrena en VOD, a través de iTunes y Google Play, una película de terror surcoreana que se introduce en la poco original temática de las posesiones demoníacas y los exorcismos: Los rostros del diablo, dirigida por Kim Hong-seon.
Los rostros del diablo comienza con un exorcismo que sale mal. Mientras un grupo de cuervos revolotea afuera, un cura intenta sacarle el demonio a una joven que termina tirándose por la ventana.

De este prólogo, que se sucede de manera sangrienta e impactante, saltamos a conocer a los verdaderos protagonistas: una familia numerosa que se muda a una casa nueva. En una de esas cajas quedan todavía guardadas las cruces y la Biblia.

Al principio, esta familia parece tener conflictos cotidianos, algunos económicos que los llevaron a trasladarse y otros por desacuerdos entre ellos. Sin embargo, de a poco, las cosas se van tornando más inquietantes y las actitudes de estos personajes más extrañas y, a simple vista, inexplicables.

Los rostros del diablo le dedica un buen tiempo a las metamorfosis de su título original, a mostrar a esta entidad demoníaca en el cuerpo de estos personajes diferentes. Así, una madre se queja de cómo los hijos la han consumido, o la hermana pone en voz alta los celos que siente. Cada una de estas actitudes se acompañan con un cuchillo o un martillo, como para que nos quede claro que no es un simple ataque de ira reprimida.

Uno de los problemas de esta película radica en ese aspecto. Las escenas de estas posesiones personificadas se repiten durante largo tiempo, momento en el que la historia no avanza, y por lo tanto estas escenas comienzan a hastiar.

Cuando por fin llega el momento en que se dan cuenta de que hay algo que los excede, llaman a un familiar que es cura. Aunque él haya sido quien efectuó el fallido exorcismo del comienzo, depositan allí su confianza y fe. ¿Cómo hacer para que la historia no se repita?

Los rostros del diablo cae en los lugares comunes de estas películas de posesiones y exorcismos. Las muchas caras que puede tener el diablo, acá provocan desconfianza en sus protagonistas que no pueden saber si le hablan a la persona o al demonio. Un juego de espejos que podría haber sido interesante si no se lo sintiera tan reiterativo.

En el medio, algunas escenas sangrientas y golpes de efecto que no consiguen demasiado. Aunque Los rostros del diablo apueste por una atmósfera oscura y densa, se regodea en el jump scare y los efectos especiales, bastante logrados estos últimos, eso sí.

Los rostros del diablo podría haber sido una película más rica de haber sabido explotar mejor el drama familiar con el terror, la idea de un enemigo en tu propia casa, en un rostro que consideramos amigable. Pero en lugar de eso cae en situaciones ya vistas y contadas muchas veces, sin una pizca de originalidad y con un ritmo que se estanca en más de una parte. Le falta el alma que el diablo amenaza con robarle a sus protagonistas.