Los ojos de Julia

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

A causa de una enfermedad, Julia (Belén Rueda) está perdiendo progresivamente la vista. Cualquier situación de estrés puede acelerar el camino a la ceguera. Las cosas se ponen peor cuando Sara, su hermana gemela y portadora del mismo mal, aparece ahorcada en el sótano de la casa. ¿Suicidio? No, algo mucho más misteriosos e inquietante. Julia lo sabe y deberá averiguar qué es lo que realmente sucedió. Pero al adentrarse en una red de intrigas y asesinatos, podrá perder la visión... y también la vida.

Producida por Guillermo del Toro, Los Ojos de Julia funciona como un giallo. Este subgénero policial —llamado así por el color amarillo de las ediciones de thrillers que se publicaban en Italia (giallo es amarillo en italiano)—, nació en los ’60, gracias a películas como Seis Mujeres para el Asesino, dirigida por Mario Bava. A comienzos de los ’70, Darío Argento se despachó con tres de los mejores exponentes del giallo: El Pájaro de las Plumas de Cristal, El Gato de las Nueve Colas, Cuatro Moscas sobre un Terciopelo Gris y Rojo Profundo. Rasgos característicos: asesinatos violentos y misteriosos; planos subjetivos del homicida, al punto que de él sólo vemos sus manos enguantadas; personajes extraños, potenciales sospechosos, y la identidad del criminal (por lo general, traumado por episodios de su infancia) revelándose en el desenlace. La película de Guillem Morales puede ser comparada con El Gato... ya que uno de los protagonistas (en aquel caso, Karl Malden) es ciego y así y todo debe lidiar con la amenaza. También toma de aquellos films de Argento (sobre todo de Rojo Profundo) el ambiente enrarecido, casi sobrenatural: Julia tiene sueños extravagantes y siniestros, y al ir perdiendo la visión, su mundo se convierte en un territorio de sombras y peligros. En este caso, el director hace un estupendo trabajo a la hora de crear climas y mover la cámara. Un detalle interesante se aprecia en determinado momento de la película, donde por un rato no se muestra la cara de quienes rodean a Julia, de manera que experimentemos lo mismo que ella.

Algunas vueltas de tuerca del guión podrán resultar un tanto inverosímiles, pero pueden entenderse justamentesi se mira a la película como giallo, pero en versión española.

Belén Rueda regresa al género tras su paso por El Orfanato (también producida por Del Toro) y sigue demostrando que le sienta muy bien este tipo de cine. Sabe hacer creíble sus personajes, sabe dotarlos de esa carga emotiva que por suerte la separa de la típica, vacía y predecible scream queen. Aquí tiene varios retos: interpretar dos papeles, ambos con ceguera, ambos atormentados. La talentosa actriz está acompañada por el excelente Lluís Homar —protagonista de Los Abrazos Rotos, de Pedro Almodóvar—, quien interpreta al marido de Julia, un hombre que permanece a su lado aunque le oculta información.

Sin ser una maravilla, Los Ojos de Julia demuestra que España sigue dando cine de género, y de calidad.