Los locos Addams 2

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Los largometrajes animados que tienen como público principal a los chicos suelen compartir, desde Shrek a esta parte, o sea, desde hace dos décadas, un común denominador. Ofrecen por un lado un humor para los más pequeños, por lo general visual, corporal, y referencias o guiños para los adultos.

Suelen, decía.

Suelen.

No pasa lo mismo con la secuela de Los locos Addams, que viene a reiterar el éxito que tuvo la primera animada hace dos años, en 2019. Y no porque hayan tenido poco tiempo para pensar y redactar el guion, sino que, por momentos, en plena proyección no se sabe si es muy oscura para los más chicos y medio banal para los mayores que los acompañen al cine.

Están, claro, por supuesto, cómo iban a faltar, todos los integrantes de la familia, más Largo, que viven en la mansión Addams, más el Tío Cosa que se sumará a la travesía. Porque el clan decide tomarse unas vacaciones y recorrer los Estados Unidos. Homero cree conveniente salir a airearse un poco, porque los chicos crecen y parece que les están perdiendo el hilo.

Pericles, que no es un adolescente, mira con otros ojos a las chicas, y el Tío Lucas lo ayuda. Bah, ayuda es una manera de decir. Y Merlina, que tiene un rol más preponderante, es la sabia que se siente más que incomprendida, poco o nada valorada.

El centro de la trama, si hubiera alguno, es que se duda de que Merlina sea hija de los Addams. Un excéntrico hombre, un científico loco de nombre Ciro Raro dice ser su verdadero progenitor, y como el Tío Lucas parece que hizo de las suyas en la nursery… Todo puede pasar.

Hay algunos buenos gags, más que nada mucho slapstick, el tipo de humor corporal del que hablábamos al comienzo. Y como las copias estrenadas en la Argentina están dobladas al español, por lo menos para que estén informados, sepan que Oscar Isaac, Charlize Theron, Chloë Grace Moretz y Snoop Dogg le ponían en la versión original las voces a Homero, Morticia, Merlina y el Tío Cosa.