Los jóvenes amantes

Crítica de Guillermo Colantonio - Funcinema

¡SACAME LA TELENOVELA TURCA!

La escena inicial de la película me genera sentimientos encontrados. Una leyenda indica que el marco donde transcurre la historia es Lyon, hermosa ciudad francesa que tuve el gusto de conocer. Pero más me seduce la presencia de Fanny Ardant. Todas las expectativas se disipan cuando noto que el lugar es una clínica, porque me acuerdo inmediatamente de que la mayoría de los culebrones turcos que suelen dar por la televisión con piano de por medio transcurren en hospitales. No faltará mucho para que Los amantes jóvenes, reciente estreno dirigido por Carine Tardieu, muestre poco y nada a la ciudad de Lyon y tenga más que ver con esas telenovelas de moda.

Contrariamente a lo que se espera, aquí hay una historia donde un médico de 45 años, con su familia ya formada, se enamora de una mujer de 70. Y si bien podría considerarse un acierto la inversión del cliché, nada va más allá de la tibieza melodramática, envuelta en una serie de encuentros, reencuentros y desencuentros inverosímiles o forzados para que las piezas encajen a la manera de un Tetris. Pierre conoce a Shauna una noche en la que atiende a una amiga de ella. Por esas vueltas de la vida, se topan nuevamente años más tarde y la mujer tiene que lidiar con ese límite impuesto socialmente entre el deseo y la edad. Pero claro, no se trata ni de una película de Douglas Sirk ni de Rainer Fassbinder, y entonces, a galope comienzan a surgir los golpes bajos, las enfermedades y los condimentos del más barato juego de las lágrimas. Porque si la película gana puntos a la hora de representar el pudor y la intimidad de una mujer mayor de edad, echa todo por la borda cuando se preocupa por la acumulación de convenciones.

En efecto, el eje de la pareja y de cómo contener su amor más allá de las presiones familiares y sociales, es sustituido por el de la clásica aparición de la enfermedad. Solo se salva en estas caídas la química entre Ardant y Poupaud. El resto no tiene nada que envidiarle a las telenovelas turcas dobladas en un castellano alienígena.